La villa Oncativo crece entre el basural y el peor olvido

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Decenas de familias vive en medio de los desechos y reclaman la intervención estatal.
La villa Oncativo se expande como una provocadora postal de la pobreza que azota a miles de familias en la ciudad. La falta de terrenos y viviendas, provoca que muchos opten por zonas que aparecen como inhabitables, rodeadas de extensos basurales.
Al este de la villa, cada vez son más las viviendas construidas en forma precaria a la vera de los desechos que acumulan la negligencia y el olvido.
En el lugar no ingresan remises ni ambulancias. «Cuando hay alguien enfermo, armamos el carro y salimos al Dispensario», reconoció Rubén, quien desde hace 10 años junta cartones y botellas para subsistir.
Entre las casillas de madera y las pequeñas casas envueltas de chapa y nylon se observan las columnas de humo, cómo efigie reveladora del único mecanismo para cocinar y calefaccionarse.
Un agente de Cotreco admitió que «no es fácil cambiar la costumbre de tirar los desechos en cualquier lado, aunque el contenedor permanezca vacío».
A la negligencia de algunos vecinos se suma el obsceno desinterés de quienes llegan en lujosas camionetas  y camiones dispuestos a desplomar cientos de kilos de basura.
Los chicos deben recorrer largas distancias para llegar a la escuela y en las corridas entre los animales de granja se convierte en la principal diversión. En el corazón de la barriada un feed loot con una decena de cerdos genera un olor nauseabundo, sobre todo en los días de viento.
La villa es invisible aún frente a la margen del río y la pobreza aparece como un desenlace insoslayable.

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