Por Marcelo Ruíz
Rector de la UNRC
La muerte de Videla se convierte en un hecho político ya que él representa a la muerte, la desaparición y la tortura en tanto política de estado impulsada por el bloque hegemónico (alianza liderada por el poder económico) como estrategia de desarticulación de los derechos, de la presencia y del crecimiento en la toma de decisión por parte del campo popular, materializado en sus organizaciones.
También constituye un hecho político porque hay memoria, verdad y justicia en el amplio torrento del campo popular. Memoria, Verdad y Justicia que son fogonazos en la conciencia colectiva, que naciendo del impulso y militancia de los organismos de DDHH, nuestras Madres, Abuelas e Hijos, fueron tomando fuerza en el conjunto del pueblo hasta volverse conciencia masiva.
El «Nunca Más» en los países de la «periferia» dependerá de que sepamos conservar en la memoria colectiva el recuerdo de los genocidios contra nuestros pueblos, de los cuales formamos parte y que, al mismo tiempo, transitemos por caminos de profundización de nuestras democracias, de consolidación de poder popular, de democratización plena. Caso contrario corremos el riesgo de reiterar lo peor de la historia. Con esperanza, utopía y conciencia colectiva apostamos a que el mundo esté construido sobre lazos humanos fraternos, rechazando la violencia de la explotación a favor de los sectores históricamente privilegiados.