A la espera de la pericia telefónica, está paralizada la causa por el presunto secuestro de Virginia

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La joven había denunciado que fue secuestrada por una red que la derivó a Córdoba. Allí habría logrado escapar de sus captores. Los investigadores siempre dudaron de su relato.

 

La causa por el presunto secuestro de Virginia Gallardo, la joven estudiante oriunda de Vicuña Mackenna, se encuentra paralizada a la espera de una pericia telefónica ordenada por el fiscal de Instrucción Julio Rivero.
Los investigadores no pudieron corroborar el relato de Virginia, quien inició un tratamiento psicológico tras ser hallada por un efectivo policial en la ciudad de Córdoba, el pasado 19 de diciembre.
La joven de 19 años afirmó haber sido golpeada violentamente por los presuntos captores, aunque los médicos forenses no hallaron rastros de la agresión.
Rivero sostuvo que «los médicos forenses de Córdoba y Río Cuarto indicaron que no tiene lesiones objetivas».
«La veracidad de un relato no puede ser evaluado individualmente, sino con el conjunto de la prueba. Ella mantiene su relato, pero no contamos con más elementos», manifestó.

«No me importa lo que digan»

“Lo que diga la gente no me importa, yo se lo que viví y lo que me pasó” Había señalado en diálogo con Telediario Virginia.
“El lunes, a las 22:30, estaba en la vereda de la puerta de mi casa sacando la basura y hablaba por teléfono con mi mamá. Le pedía que me despertara temprano porque tenía que rendir y estaba cansada.  Tenía la mochila puesta porque tenía que cruzar al frente a comprar comida y cuando corto, se me aparece un tipo de atrás, me abraza y me dice: flaca caminá callada. Siento que me pone algo en la espalda y para mi era un arma. En la esquina de María Olguín había un auto estacionado, con los vidrios polarizados. Me pusieron un trapo en la cara y me dormí. Cuando me desperté, estaba en un cuarto oscuro, con los ojos vendados, descalzas y no tenía más la mochila ni la campera”, relató minuciosamente, sin interrupciones.
Virginia dijo que en lugar donde fue derivada escuchó voces “de otras chicas que pedían que las liberaran”

 – ¿El vehículo que te esperaba en Río Cuarto era un automóvil ó una traffic?
– Era un auto, no se que marca, oscuro, con los vidrios polarizados.

– ¿Pudiste ver a tu captor?
– No, parecía una persona joven. Cuando me sube había un chofer que manejaba y otro que se da vuelta y me puso el trapo en la nariz.

– ¿No había nadie en la calle que pudiera ver lo que ocurría?
– No nadie. Me tomó de sorpresa y no grité, ni se vio una situación de forcejeo. Me abrazó como si fuéramos pareja. Caminamos media cuadra y en la esquina me subió el auto.

– ¿Cuando despertaste estabas en Córdoba?
– No sabía donde estaba. Supe que estaba en Córdoba cuando vi al Policía.

– ¿Las trasladaban a varias lugares?
– Si, no eran viajes largos, pero no sabemos a donde íbamos.

– Vos decís que escuchabas voces de otras chicas… ¿Pudiste hablar con ellas?
– No. No podíamos hablar porque siempre había alguien con nosotras.

– ¿Cómo pudiste determinar que te trasladaban en una traffic?
– Porque en los momentos en que nos sacaban la venda, nos llevaban a la traffic con la cabeza baja. Nos decían que no miraramos para los costados.

– ¿Era un lugar céntrico, se escuchaban bocinas, ruidos de autos?
– Si, había ruidos normales. Pero, nunca miré para ningún lado.

– ¿Era una casa con varias habitaciones?
– Las voces que yo escuchaba estaban todas juntas. Lo único que veía era un pasillo de 5 metros que hacíamos para llegar a la traffic.

– ¿Cuántas chicas había?
– Por las voces, me parece que eran 5 ó 6.

– Ninguna de esas chicas intentó escapar ó gritar
– En la primera salida quise escapar y me alcanzan de los pelos y me tiran para atrás. No pude ver nada por el susto y el miedo.

– ¿Cómo lograste escapar?
– Estaba lloviznando, oscuro. Cuando salgo de la puerta empiezo a caminar lento y miro de reojo para el costado y se me dio por salir corriendo.

– Allí pudiste ver los lugares, si eran edificios…
– No, estaba nerviosa. Vi casas… Quería escaparme de todos los autos. Corrí como 15 ó 20 cuadras. No fue un lugar tan lejos de donde vi al policía. Primero vi a un hombre parado en una moto, le pedí ayuda desesperada porque me habían secuestrado, me dijo que me tranquilizara y cuando cruzamos la calle vimos al Policía.

– ¿En qué momento fuiste golpeada?
– La primera vez que intento escaparte, me bajan en otro lugar, una pieza oscura, me agarra de los pelos y me dice: vos te quisiste hacer la valiente y vas a ver lo que te va a pasar. Me empieza a pegar patadas y cachetadas, mientras me insultaba. Tenía los ojos vendados.

– ¿Cómo pudiste conservar el celular?
– Lo había guardado en el bolsillo del pantalón y cuando me despierto en la habitación no tenía más la mochila, no tenía nada. Me doy cuenta que tenía el celular cuando me encuentro con el Policía.

– ¿Ya te habían sacado el chip?
– El Policía quiso prenderlo y ahi nos damos cuenta

– ¿Tu mamá recibió una llamada?
– Si pero, yo no la hice.

– El fiscal dijo que tu relato se debe medir con pruebas. ¿Crees que es posible probar lo que te pasó?
– Se que no es fácil, pero tengo que tarde ó temprano se va a saber la verdad. Estoy contenta de estar con mi gente, pero siento un dolor muy grande porque quedaron chicas que no pudieron salir.

– ¿Te genera temor que mucha gente no crea y que esta sospecha incluya a los investigadores?
– Lo que diga la gente no me importa, yo se lo que viví. Me importa poco si me creen ó no.

– ¿Hay personas que dicen haberte visto en Río Cuarto?
– Son personas y se pueden haber equivocado. Yo no estuve en esos lugares.

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