Alimentación y Salud

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Dice un antiguo y sabio proverbio:  “Donde entra el sol, el médico no entra…”
La acción de los rayos solares sobre la piel nos ofrece una mayor resistencia a las infecciones.
El sol acelera la circulación sanguínea, lo cual supone una mayor oxigenación de la sangre y una perfecta eliminación de anhídrido carbónico.
El sol, tomado con moderación, está recomendado para las personas deprimidas y neurasténicas (que son aquellas que tienen un trastorno neurológico caracterizado por la debilidad, fatiga y sentimiento de encontrarse exhausto). Tomar sol abre el apetito y mejora las funciones digestivas. Los rayos solares tienen efecto analgésico, transforman la vitamina D, que se halla en nuestro tejido cutáneo, en vitamina D-antirraquítica.
Dice un refrán ruso: “Quien conoce la naturaleza no debería estar nunca enfermo…”

La alimentación
Puede obstaculizar o favorecer los mecanismos naturales que poseemos para curar las enfermedades, y una alimentación natural es capaz de retrasar considerablemente el deterioro orgánico.
Al cambiar la alimentación, nuestro sentido del gusto irá desarrollándose más y el cerebro a degustar nuevos sabores.
Paracelso (alquimista y médico suizo) decía: “El arte de la medicina se esconde en el corazón”. La ausencia de estrés, estar alegres, hacer ejercicio y mantener una actitud positiva ante la vida nos hará juveniles y activos.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha concluido:
“Se propone una medicina primaria en la que existan prioridades tan significativas como leche materna, antes que alimentos infantiles en polvo; agua limpia, antes que antibióticos; hierbas curativas, antes que la última e internacional especialidad farmacéutica; alimentos, antes que piedras vitamínicas….”

Por Luciana A. Manenti Fontan
Instr. Natación, Spinning, Aeróbica, Pilates Reformer. Máster en Personal Trainner y Masajista Profesional.

 Horacio Vivir Mejor

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