Desde el INTA advierten sobre el impacto de la soja y el maní en los temporales de tierra

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Desde el INTA Río Cuarto advierten que por la sojización, los temporales de tierra – como los ocurridos el pasado miércoles- serán cada vez más fuertes.
José Marcellino, titular del INTA, señaló que «hubo 600 mil hectáreas sembradas de soja y los campos no muestran un solo espacio verde»
«La situación económica de los productores chicos lleva a más sojización y desertificación. Falta una política de Estado que disponga mejores condiciones. Estas tormentas de tierra surgen como una realidad previsible ante las condiciones geológicas de nuestros campos», expresó en diálogo con TD Digital.
Marcellino manifestó que «este es un tema complicado que debe ser abordado y hay un deterioro del ambiente por una agricultura que está sobre explotada»
«En la medida en que vamos a avanzar con la sojización se profundizarán estos fenómenos y habrá menos rindes. La producción está sobredimensionada y estamos equivando el camino. Apuntamos a un modelo muy extractivo a costa de la destrucción del ambiente», argumentó.
Al ser consultado sobre el impacto de la sequía, el especialista dijo que «se han recuperado niveles de lluvia y hoy la sequía no es la principal problemática para que suframos estas tormentas de tierra»
Desde el INTA también apuntaron al maní: «Aunque es menor la cantidad sembrada tiene un impacto de daño mayor al de la soja. En el departamento General Roca se sembró trigo para generar una cobertura sobre la tierra»

«Fábrica de polvo»

Tras la tormenta de viento y tierra que afectó a Río Cuarto y la región se reactivó el debate sobre el impacto de la producción agrícola y las condiciones actuales de los campos.
El presidente de la Fundación para la Defensa del Ambiente (Funam), Raúl Montenegro, había señalado que la Provincia se convirtió “en una fábrica de polvo”  y resaltó que las tormentas de tierra “son campos que se vuelan”.

«Deterioro de los suelos»

Por su parte, el dirigente de Federación Agraria, Claudio Demo, manifestó a TD Digital que “hay un estado de deterioro de los suelos pero lo que lo agravó es la sequía espantosa que afectó la región”.
“Al no haber cobertura ni producción, la tierra vuela por el intenso viento. Cuando llueve no se nota tanto la situación que padecemos hoy: en un año de sequía se profundiza la problemática”, indicó en diálogo con TD Digital.
Demo dijo que “si se compara la situación con hace 30 años quizás las tormentas eran más comunes y más graves por la forma de labranza”.
“De todos modos, la falta de rotación de cultivos y el proceso de agricultura con la sojización han promovido un deterioro del suelo”, advirtió.

El corte

Por una fuerte tormenta de viento y tierra que afectó la región, la Policía debió cortar ruta 36 durante la tarde de ayer y hubo largas colas de vehículos en la carpeta asfáltica.
Después del mediodía, las ráfagas de viento que superaron los 50 kilómetros por hora generaron que el polvo en suspensión redujera abruptamente la visibilidad y los rodados comenzaron a colocarse peligrosamente sobre las banquinas.
Ante las complicaciones del viento, desde la Policía se realizaron varios cortes en el sector de la estación de servicio Withouck, Espinillo, Baigorria y Alcira Gigena.
En cada puesto, los efectivos informaron a los conductores sobre los riesgos que provocaba la tormenta de tierra y les impidieron el paso.
Pese al accionar preventivo de la Caminera, se comenzaron a reproducir los “bocinazos” en rechazo al control y algunos afectados pedían seguir camino.
“Hace más de una hora que estamos parados y ahora vamos a intentar tomar la ruta 158 porque se puede pasar. En la ruta 36  hay lugares donde no se puede transitar porque se ve muy poco”, dijo Alberto, uno de los conductores.
Un joven motociclista que viajaba desde Capital Federal a Villa  General Belgrano manifestó su “malestar” por los cortes, aunque admitió que el fuerte viento le imposibilitaba poder conducir con seguridad el rodado.
Ricardo, quien viajaba junto a su familia hacia Baigorria debió regresar ante la falta de visibilidad. “No se ve nada, hay lugares que por el viento y la tierra no sabés quien va a adelante, así es imposible viajar”, sostuvo.
En el control de Espinillo, Marcelo, de profesión viajante, admitió la falta de responsabilidad de los conductores. “Tocan bocina y si los dejaran pasar seguirían, incluso yo también lo haría, no aprendemos más. Por tocar bocina no van a calmar el viento”, ironizó.

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