El déficit en el control sobre el uso y almacenamiento de agroquímicos

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Se cumplieron los 5 años para el traslado de los depósitos pero varias firmas no cumplieron. Denuncian que tampoco se controla la utilización del producto.

 

 

Aunque venció el plazo para que los depósitos de agroquímicos se trasladen a zonas sin riesgo para los vecinos de la ciudad, aún hay varias compañías que incumplen la ordenanza 1371, vigente desde el 2007.
Concejales de la comisión de Planeamiento hicieron un recorrido por las firmas afectadas y detectaron «un preocupante contexto, con riesgo potencial para vecinos, centros de salud y escuelas».
La legislación municipal otorgaba un plazo de cinco años, «contado a partir de la fecha de sanción de la presente ordenanza-25 de abril de 2007-, para que las empresas dedicadas a la comercialización y depósito de agroquímicos ubicadas en sectores no permitidos se trasladen»
En el artículo 2 se adviritó que las firmas  «deberán presentar ante la Dirección General de Planeamiento Urbano, en un plazo no mayor a 90 días, un Plan de Prevención de Accidentes y un Plan de Contingencias que contemple la seguridad de las personas, bienes y recursos naturales que se encuentren en un radio no menor de 150 metros a la redonda del depósito de agroquímicos».
Previo a su traslado al lugar autorizado, la Empresa debía «presentar el correspondiente estudio de Impacto Ambiental y los planes de prevención y contingencias para el nuevo emplazamiento»
La concejal del Interbloque Claudia Bringas manifestó a TD Digital que «algunas firmas no tienen las mínimas medidas de seguridad, salidas de emergencias, ni espacio para que ingrese Bomberos»
«En el recorrido que realizamos con otros ediles observamos que una de las empresas que comenzó a mudarse estaba a media cuadra del ex Hospital Cabrera y otro distrbuidor está próximo a la Maternidad y la escuela Bartolomé Mitre», aseveró.
En las últimas semanas, siete empresas se presentaron para pedir una prórroga en la aplicación de la ley y para la construcción de una planta acopiadora de envases.
Sin embargo, no hay ningún proyecto parlamentario en debate y el Ejecutivo tampoco dio señales de modificar la ordenanza, por lo que existe un incumplimiento de la normativa que no es controlado por el estado local, ni por el provincial.
«Los comercios de agroquímicos deberían reubicarse en zonas industriales. En toda la ciudad hay 22 locales, pero hay una parte que no cumplió. No pueden ser los concejales que están dejando su mandato quienes otorguen una prórroga a una actividad de alto riesgo», manifestó Bringas.
Por su parte, el tesorero de la Cámara Empresaria de Distribuidores de Agroquímicos, Semillas y Afines de Córdoba Walter Grünig reconoció en diálogo con Telediario que son 9 las firmas que deberían relocalizarse.
Señaló que le propusieron al Ejecutivo y al Concejo Deliberante crear un área específica para la radicación de este tipo de depósitos, aunque solicitaron una prórroga de 4 años para la instalación del predio, un plazo que no todos los ediles están dispuestos a otorgar.

En los campos

La problemática alcanza también a la producción agrícola que aplica los productos en los campos de la región. Ambientalistas advirtieron sobre el impacto en regiones urbanas y el río Cuarto.
“Es espectacular la cantidad de agroquímicos que se coloca en la cuenca media y alta del río” había señalado el ingeniero Horacio de Yong, presidente de la Comisión en Defensa de las Costas del Río, al hacer referencia al impacto de la tarea agropecuaria – y en particular con la siembra directa – sobre el principal recurso hídrico de la ciudad.
En la tercera entrega de la investigación especial «Agua que no has de beber» la ingeniera Cristina Bologna, ex titular de EMOS, señaló que «en este boom con excelentes precios y rindes que tiene el campo solo se debaten las retenciones y no sobre el impacto de los agroquímicos en el río y las napas».
Por su parte, Mónica Blarasín, geóloga de la Universidad, destacó que “al río pueden llegar contaminantes por problemas de deforestación en la cuenca y el gran uso de agroquímicos”.
“También pueden caer residuos por los basurales que se desarrollaron sobre el lecho”, indicó.
Blarasín aclaró, de todos modos, que el agua que consumimos no proviene del río sino de sus corrientes subterráneas.
El adecuado proceso de autodepuración del río permite que se eliminen contaminantes. La situación se agrava con las napas subterráneas.
Adriana Cabrera, docente de geológia de la UNRC, admitió que “las corrientes subterráneas son más difíciles de descontaminar”.
Entre las leyes, hay trampas y olvidos. A la falta de controles se sumó una amplia zona gris de responsabilidades que el río dejó correr.

 Por Pablo Callejón (callejonpablo@yahoo.com.ar)
En Facebook: Pablo Callejón 

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