Y de golpe de desató la furia. La noche de Boca terminó con incidentes, golpes, insultos y algún que otro averiado. El conjunto de Falcioni se fue de Victoria con una derrota en el bolsillo y con un hecho bochornoso en la despedida del estadio. El desenlace inesperado fue el corolario de una jornada negra.
La historia no daba indicios de terminar mal. Los jugadores de Boca salieron del vestuario en fila y sin hacer declaraciones. Julio César Falcioni, por su parte, había dado la cara con algunas palabras luego de la derrota y acompañaba al plantel en su camino hacia el micro. El recorrido por la calle Facello (que se encontraba cortada) desembocaba en Pasteur, donde esperaba el micro que devolvería al plantel hacia la Capital.
Mientras tanto, los futbolistas de Tigre ya habían transitado el mismo corredor. Los hinchas locales, a la búsqueda de fotos con sus ídolos, se movían en el medio de los planteles. La custodia policial brillaba por su ausencia.
Una vez que la delegación de Boca subió al micro, varios simpatizantes locales comenzaron a insultarlos. Previamente habían escupido a varios de los futbolistas. “Uruguayo fracasado, muerto de hambre”, se pudo escuchar. Silva, indignado, bajó del colectivo para buscar el cara a cara con los particulares. Desde la puerta del mismo se dijeron algo más, mientras los utileros y el jefe de seguridad de Tigre intentaban separar. Entonces, Franco Sosa y Agustín Orion decidieron ir junto a Silva en la búsqueda de los hinchas. Se sumaron al frente de batalla Walter Erviti, Juan Insaurralde, Rolando Schiavi y Darío Cvitanich. Repartieron muchas piñas, alguna patada y empujones varios.