Más de 300 taxis y remises deben renovarse pero faltan fondos y créditos

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Los trabajadores del volante admiten que hay vehículos en mal estado, pero aseguran que «la actividad no alcanza para cambiarlos». Alberto, a cargo de un Peugeot 405, dijo que «los que sean dueños de la chapa pueden sacar un mango más, pero al resto le será difícil».

 

Pasan entre 12 y 16 horas recorriendo la ciudad. Algunos son dueños del auto y la licencia. La mayoría alquila obleas ó depende de las grandes empresas. Taxistas y remiseros son una postal riocuartense y el reflejo de una economía que los dejó con la carga de los años.
Según datos del EDECOM, un 30 por ciento de los remises y un 40 por ciento de los taxis que circulan por Río Cuarto deberán ser renovados antes de fin de año para poder seguir prestando el servicio en la ciudad.
En el inicio del 2012 había 492 autos con más de 14 años de antiguedad y en el primer trimestre se renovaron 145. Desde el Área de Servicios Públicos  se informó que de los 1082 remises y 333 taxis habilitados que circulan en Río Cuarto, solo 230 son modelos con no más de 3 años de antigüedad (2010, 2011 y 2012) y 693 están comprendidos entre los años 1999 y 2009.
Ricardo tiene un Gol modelo 1998 y alquila la oblea. Afirma que cambiar el rodado es una necesidad, pero difícilmente pueda lograrlo antes de fin de año.
«En mi caso personal no puedo, tengo un auto gasolero y con lo que gano solo puedo vivir. El Gobernador De la Sota nos había prometido antes de la elección créditos, pero ahora nos piden un millón de requisitos», señaló.
Reconoció que «muchos autos no están en condiciones de circular y hay también mucho remis trucho en la calle».
Por su parte, Alberto, a cargo de un Peugeot 405, dijo que «los que sean dueños de la chapa pueden sacar un mango más, pero al resto le será difícil».
«Lo que sale del taxi no alcanza. Yo paso 12 horas acá arriba y gano 300 pesos por mes. Por ahora, paso el IVT», sonríe.
Para Carlos, jubilado que cobra la mínima, el taxi es una alternativa a la falta de recursos «pero nada más».
«Estoy hasta 14 horas arriba, paro para comer nada más. Si no fuera por esto no vivo, pero no creo que el patrón quiera renovar el auto», admite.
Entre los remiseros, la situación no cambia demasiado. Quienes trabajan para grandes empresas dependen de la voluntad del propietario y el resto, reconoce que los años de trabajo no garantiza sumar los recursos para comprar otro vehículo.
«Si trabajás para alguien, de los 300 pesos que ganás al día le tenés que descontar el gas y lo que se llevan ellos. Te quedan 100 pesos. ¿Cómo haces para pagar un auto? imposible», afirmó Marcelo.

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