Tras su manto de neblinas

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Transcurridos ya casi dos meses de que la discusión entre Argentina y Gran Bretaña por la soberanía sobre las Islas Malvinas adquiriera una temperatura pocas veces vista en los últimos años, la niebla comienza a dispersarse y comienzan a tomar cada vez más visibilidad problemas en diferentes lugares del país y sobre diferentes temáticas que ponen en tela de juicio el discurso nacionalista que el gobierno pretendió instaurar sobre la cuestión Malvinas. En las semanas que transcurrieron no hubo un solo momento en que no se hable, aunque sea mínimamente, de algún comentario o suceso ocurrido en nuestro país, en Reino Unido o alguna parte del mundo en relación al diferendo en cuestión. Aflora por ello la pregunta sobre si estamos, una vez más, ante la utilización de conflictos externos como una forma de desviar la atención de los problemas domésticos. Lo mismo cabe decir de Gran Bretaña y los complicados escollos que el premier Cameron debe enfrentar.
Desde el gobierno se viene insistiendo en que Malvinas es una causa nacional y de esa manera lo han tomado la gran mayoría de los partidos de la oposición y los más diferentes y variados sectores de la sociedad que se han sumado a los reclamos que Argentina viene haciendo ante organismos internacionales. Sin embargo, diferentes acontecimientos internos han generado sensaciones encontradas respecto a la posibilidad de que se esté utilizando a “la causa Malvinas” como una forma de ocultar o distraer a la sociedad de la gravedad de los entuertos que el gobierno nacional no puede solucionar.
Por empezar, a los reclamos hechos por el gobierno a Repsol – YPF por presuntas irregularidades que se vienen sucediendo desde hace años – denunciados en su momento por dirigentes opositores sin lograr inmutar al gobierno de Néstor Kirchner- hay que sumar las diferentes protestas de comunidades andinas a la instalación o a la continuación de la explotación minera a cielo abierto y la situación desencadenada en razón del accidente ferroviario de once que puso sobre el tapete las irregularidades existentes en las concesiones y que también dejan en evidencia al gobierno.
A ello debemos sumar la violencia con las que fueron reprimidas diferentes huelgas o protestas sociales, algunas con la participación de personal de gendarmería, lo que viene a demostrar que las respuestas del gobierno frente a los reclamos sociales empiezan a tomar un rumbo opuesto al demostrado desde la llegada del kirchnerismo al poder. En este marco diferentes sectores opositores y sociales de variada vertiente ideológica vienen denunciando a la llamada ley antiterrorista, sancionada a pedido del GAFI, que según ellos es el instrumento a partir del cual el gobierno combate y criminaliza la protesta social. Para otros estaría demostrando el “doble estándar” que el gobierno mantiene en cuestiones de soberanía, por un lado Malvinas y por el otro los recursos naturales extraídos por la actividad minera.
A todo esto debemos agregar las medidas que el gobierno pretende adoptar- llamadas de sintonía fina- para mantener los indicadores económicos estables y que ya empiezan a generar protestas de diferentes sectores, sobre todo en Capital Federal.
Paralelamente, la acción gubernamental respecto a Malvinas parece haberse concentrado a la formalización  del reclamo de soberanía ante la Organización de las Naciones Unidas, donde el Canciller Timerman denunció a Gran Bretaña de estar militarizando el Atlántico Sur.
En el caso de Gran Bretaña el asunto no es muy diferente. Los problemas que hoy enfrenta el gobierno de Cameron por la crisis económica europea- existen hoy más de dos millones y medio de británicos desempleados- le han llevado, desde el año pasado, ha realizar diferentes recortes, que en el ámbito de defensa, afectan directamente a la Armada Real. A pesar de ello la base de  Mount Pleasant en Malvinas será una de las menos afectadas.
Por otro lado la situación de la Eurozona por la crisis económica y de la que el Reino Unido ha tomado distancia viene generando diferentes posturas sobre su futuro dentro de la Unión Europea. A ello debemos agregar los reclamos que Escocia viene realizando para convocar a un referéndum, que si bien se piensa, no le dará la independencia del Reino Unido, pero sí una mayor autonomía.                Esta situación complicada, se piensa, es la que habría llevado a David Cameron a proferir torpes declaraciones que beneficiaron más a la Argentina en su búsqueda por dar resonancia internacional a su reclamo por las Islas. En el recalentamiento de las relaciones bilaterales, además, mucho tuvo que ver el envío de un moderno destructor Tipo  47, el HMS Dauntless, la llegada del príncipe William para realizar ejercicios militares y la supuesta presencia de un submarino nuclear. Esto muestra a las claras que ha diferencia de Margaret Tatcher, quien dentro de su plan de recortes de gastos retirara al único buque militar en las Islas, el HMS Endurance, Cameron no piensa de ninguna manera desproteger el Atlántico Sur. De alguna manera ese gasto le ha servido por lo menos para levantar una enorme nube que le permita  ocultar sus problemas domésticos.
Sin embargo, mientras el tiempo pasa, la neblina pierde espesor  y mientras se espera el avance del reclamo argentino ante las Naciones Unidas, tanto un gobierno como el otro deberán contener el descontento social frente a un mundo que sufre aún las consecuencias económicas y políticas de una de las peores crisis económicas que se conozcan.

Abogado Gustavo Eduardo García

D.N.I. Nº 30.771.042

gustavo_garcia@argentina.com

Ateneo de Estudios Internacionales (ADEI)

ateneorrii@gmail.com

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