Perpetua para los acusados de asesinar a Ana María Villanueva

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La joven riocuartense fue ultimada el 2 de junio de 1976. Los condenados son los ex integrantes del Comando Radioléctrico de Córdoba Pedro Nolasco Bustos, Jorge Worona y José Olivieri, acusados por los asesinatos de tres militantes universitarios en 1976.

 

El Tribunal Oral Federal número 2 (TOF2) condenó a prisión perpetua a los tres ex miembros del Comando Radioeléctrico de la policía provincial acusados por el fusilamiento de tres militantes de la Juventud Universitaria Peronista (JUP) en 1976.
Los condenados son los ex integrantes del Comando Radioléctrico de Córdoba Pedro Nolasco Bustos, Jorge Worona y José Olivieri, acusados por los asesinatos de tres militantes universitarios en 1976.
Nolasco Bustos y Worona seguirán presos en la cárcel de Bouwer. Olivieri, en tanto, continuará con prisión domiciliaria. Todos fueron inhabilitados para ejercer cargos públicos.
El tribunal, integrado por los jueces José María Pérez Villalobo, Carlos Lascano y Fabián Asís, dio a conocer este mediodía la sentencia por los crímenes de Carlos Delfín Oliva, la riocuartense Ana María Villanueva y Jorge Diez, ocurridos el 2 de junio de 1976.
En esa causa, tanto el fiscal Carlos Gonella, como los abogados querellantes, Claudio Oroz y María López, solicitaron la pena de prisión perpetua en cárcel común.
Por su parte, los letrados que actuaron por la defensa, Benjamín Sonzini Astudillo, Alvaro Gáname y Elías Razuk pidieron la absolución de sus defendidos.
Los hechos se registraron el 2 de junio de 1976, cuando Diez, Oliva, Villanueva, y Héctor Hunziker (actualmente desaparecido), se encontraban reunidos a las 10 de la mañana en la esquina de las avenidas, Octavio Pinto y Caraffa del barrio de Villa Cabrera.
En esa oportunidad, Diez observó la presencia en la zona de un miembro del Departamento de Informaciones de la policía provincial (D2) por lo que decidieron «levantar» la reunión.
Hunziker, se retiró a pie, en tanto que Villanueva, Oliva y Diez, intentaron hacerlo a bordo del Fiat 128, propiedad de este último el que fue interceptado por dos móviles del Comando Radioeléctrico a los pocos metros.
De inmediato los jóvenes militantes de la JUP fueron reducidos y golpeados, tras lo cual fueron llevados a un descampado en la zona del Chateau Carreras, donde fueron fusilados aduciendo que habían intentado eludir efectuando disparos un supuesto control policial.

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