Los chicos «limpiavidrios» que cambian la escuela por las esquinas

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Se juntan en grupos que pueden superar la decena de chicos en las avenidas. Vestidos de un verano de villa, cumplen la jornada laboral sin horarios. La postal modificó la presencia habitual de los malabaristas. Entre la siesta y la noche se adueñan de las esquinas a cambio de una moneda. Tienen entre 11 y 30 años, la edad donde la infancia y la juventud suelen pecar con sus peores olvidos.
«Estamos haciendo 8 ó 10 horas por día. Tengo 26 años y no tengo trabajo. Hace dos meses que me vengo a la esquina hasta que consiga otra cosa», resaltó Mario, quien trabajó como remisero hasta que perdió el empleo.
Ricardo llegó de Mendoza a los 14 años y vive en una precaria cada construida por Un techo para mi país. Después de pasar varios días demorado por la aplicación del Código de Faltas, ahora sigue un único camino.
«Por eso del merodeo voy del trabajo a la casa y nada más. No quiero problemas», señaló el joven que puede observarse regularmente en la esquina de Avenida España y Jaime Gil.
Sobre la avenida Marcela T. de Alvear se reúne el mayor número de chicos. Con pies descalzos y jeans cortados hasta la rodilla, zigzaguean entre los autos para ganar la voluntad de los conductores.
«Deje la escuela a los 16 años, cuando íba a primer grado. No podía hacer todo, aca me lleva mucho tiempo y termino cansado», expresó Fabián.
A los 19 años confía en que podrá conseguir «un trabajo estable», aunque reconoce que «no va a ser fácil».
«A la noche volvemos para comer, descansar un rato y volver mañana temprano. Nos vamos todos los días con 3o ó 4o pesos», resaltó.
Pablo tiene 12 años y es el más chico del grupo. «Vengo con amigos a la siesta. Dejé la escuela porque no me gustaba. Acá la gente por ahí te trata mal, pero yo les digo que vengo a trabajar», sentenció.
La mayoría abandonó la educación formal y necesitan de la colaboración de los conductores para sobrevivir. Lo que no se comparte en familia sirve para el helado ó la gaseosa de la tarde. Aunque a veces se sienten rechazados, creen que la oportunidad se define en cada rojo de la esquina.

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1 Comentario

  1. Aunque nos de pena NO HAY QUE DARLES DINERO porque eso no hace mas que incentivarlos a que sigan en la calle!!!!!

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