No hay fecha para la relocalización. El local está próximo a cumplir un año en el que se gastaron más de 13 mil pesos por mes. Quienes aceptaron ir a la feria y hasta participaron del sorteo de los boxes quieren recibir antes los «microcréditos» que deben ser aprobados en el Concejo Deliberante.
A casi un año del alquiler del salón donde iba a funcionar la Feria del Progreso, el cartel de colores vivos es una postal del abandono. En el local se invirtieron más de 150 mil pesos en reformas y cada mes, el gobierno destina 13.500 pesos en el alquiler.
La reglamentación de la ordenanza que fija las normas para la venta con puestos fijos y semifijos no significó la ejecución de la medida. La relocalización no tiene fecha y las negociaciones parecen diluirse en la intransigencia de los históricos y la desconfianza del resto.
Quienes aceptaron ir a la feria y hasta participaron del sorteo de los boxes quieren recibir antes los «microcréditos» que deben ser aprobados en el Concejo Deliberante.
El resto, representado en el grupo de los históricos, participó de polémicas reuniones en las que se discutían con el secretario de Desarrollo Social aportes por montos superiores a los 60 mil pesos y terrenos.
La incertidumbre sobre el destino del proyecto oficial, respaldado por el Cecis y el SIVARA, confronta con el crecimiento de puestos ambulantes en el microcentro.
La situación podría acentuarse con el arribo de los días calurosos y el alza en las ventas que promueven las fiestas de fin de año.
El doctor César Avendaño, abogado de los históricos que resisten la erradicación, había señalado que el municipio no dispuso plazos “y queda abierto el espacio de la negociación”
Avendaño consideró que “tal como está la ordenanza, los vendedores tienen una obligación pero no existe el momento en que el municipio materializará las acciones para erradicarlos”.
“Por como está reglamentada la ordenanza la intención es seguir con el diálogo para tener una resolución pacífica”, sostuvo.