Triste, solitario y final

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Opinion – Pablo Callejón

La recolección de residuos es una responsabilidad del gobierno municipal. Aún cuando el servicio pudiera ser privatizado, tercerizado ó producto de una empresa mixta, se trata de una prestación esencial que el Estado debe garantizar durante todo el año, en cada sector la ciudad.
La gestión del intendente Juan Jure logró cumplir con la exigencia de recoger la basura y hasta concretó el ambicioso plan de llegar a todos los barrios durante 6 días a la semana, alcanzando un  inédito proceso de igualdad para cada contribuyente. Los vecinos aprobaron mayoritariamente la medida, pese a que Gamsur se desangraba por dentro, sufriendo crisis permanentes  y planteando dudas irremediables sobre el costo real de la prestación.
Si alguna vez hubo una visión objetiva sobre qué hacer con la política ambiental en Río Cuarto, los permanentes desvaríos en la gestión y los desacertados planes de reconversión de Gamsur, desmoronaron los discursos del Ejecutivo.
Jure afirmó que la compra de acciones de la mixta fue “el mejor negocio del municipio” cuando pocos entendían por qué los riocuartenses debíamos hacernos cargo de una empresa endeudada y vaciada a un costo que condicionaría en forma permanente las arcas oficiales.
Casi tres años después, el presidente de Gamsur José Lago, aseguraba en el acto de relanzamiento de la mixta que la empresa “es un orgullo del país”, mofándose del sentido común y la credulidad colectiva.
Gamsur se había convertido en un bastión que el gremio Surrbac usaba a su antojo. Desde la dirección se afirmaba que las innumerables concesiones se debían a que las condiciones estructurales de la empresa, sobre todo sus  maquinarias, estaban en magro estado y era un motivo para que el sindicato justificara cualquier medida de fuerza. En ese contexto, Lago tuvo el aval oficial para que convertirse en el garante para que los reclamos –algunos  insólitos y onerosos, como el pago de una ampulosa fiesta de fin de año en la rural ó el manejo arbitrario de la planta de personal – se ejecutaran sin reproches.
Cuando la empresa logró contar con nuevo equipamiento y una flamante sede, el gremio dejó en claro que no resignaría el lugar de privilegio que había alcanzado. No solo echaron a un directivo de la reunión en la que definían el acto central y se adueñaron de la fiesta de inauguración, sino que paralizaron el servicio al conocer que la empresa no alquilaría nuevamente el predio ruralista para celebrar el día del niño, ni les compraría bicicletas para regalar a los hijos de los trabajadores de la firma.
Ese presumible gesto de autoridad del municipio, en un intento de “decir basta” a las recurrentes pretensiones gremiales, contrastó con la cesión de una flamante camioneta Ford Ranger que los sindicalistas utilizaron para viajar a Sampacho, donde disfrutaron de un recital de Sabroso. Cuando regresaban a Río Cuarto, la pickup impactó frontalmente con otro vehículo y hubo una persona fallecida. El luctuoso episodio se suma a una extensa lista de concesiones oficiales que tuvieron como respuestas agresiones, amenazas, altos costos económicos y hasta la fatalidad.

Pasos en falso

En la secuencia de pasos incongruentes sobre el dominio de Gamsur, el gobierno municipal mantuvo una virulenta pelea con los socios privados y luego les compró las acciones cuando la empresa era apenas una cascara de sí misma. Luego  apostó por la promoción de Innviron, la multinacional que prometía una  inversión millonaria mientras consideraba a la mixta como “un cáncer”. El previsible fracaso derivó en la venta de pliegos con un solo oferente que huyó espantado al conocer los números de la deuda. Se invirtieron entonces millones de pesos para capitalizar a Gamsur, dotarla de equipos y llegar con el servicio a toda la ciudad. Aún con el fantasma de la quiebra, la empresa enfrentaba una mayoría de deuda con el Estado y  esto daba un matiz de alivio a cuentas que nunca dejaron de estar en rojo.
Sin embargo, la gestión de Jure nunca logró consolidar ninguno de los procesos en los que avanzó sobre Gamsur. La relación con un gremio signado por la voracidad de quien se siente ganador sin medir las consecuencias, lo llevó a una última apuesta.
La mixta cederá su servicio a la empresa Cotreco a cambio de un pago de 400 mil pesos que servirá para pagar las deudas pendientes. Los 134 trabajadores de Surrbac serán incorporados en las mismas condiciones laborales y no habrá fondos para indemnizaciones.
Jure cumplirá el objetivo de cortar las relaciones con el gremio, aunque no totalmente. Cualquier nuevo desaire sindical que impacte en el servicio de recolección tendrá consecuencias en el municipio. Si la basura queda en las calles los vecinos difícilmente le protesten a Cotreco. El principal garante es y será siempre el municipio.
Se viene el tiempo de Cotreco y parece no haber margen para nuevos traspiés. Sin autocrítica, el gobierno conllevó las secuenciales crisis de Gamsur apostando a cambios que hasta ahora solo sumaron conflictos. A menos de un año de las elecciones, la mixta es ahora una estructura  vaciada de sentido y con la pesada carga de sus deudas. Solo queda el servicio en Río Tercero, una experiencia que seguiría el mismo camino que en Río Cuarto. Gamsur comienza a enfrentar el triste, solitario y final.

Por Pablo Callejón (callejonpablo@yahoo.com.ar)
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  1. Cuando no hay lideres, vamos de mal en peor.La recolección de la basura debe estar a cargo del municipio no privada. Ahora vamos a estar atados a los antojos de esta nueva compania. INEPTOS.

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