Las banderas blancas y rojas están colgadas en el alambrado, detrás de uno de los arcos de la cancha de Kimberley. O de Kimberléy, así, con acento en la e , como le dicen los habitantes de esta ciudad. Una, la más grande, tiene iniciales que no necesitan traducción: “MDP, CARP”.
Y la otra, más pequeña, afirma: “Mar del Plata es de River”.
Se trata de una exageración, claro, pero ellos lo sienten así. Son las 18.30 y el frío parte los huesos . Sin embargo, aquí hay más de 300 fanáticos deseosos de demostrar que la pasión por River no sabe de categorías ni de hostilidades climáticas.
“Torito, gracias por volver” , le grita a Cavenaghi un pibe de unos 18 años que tiene el escudo de River tatuado en el cuello. El delantero, cómplice, le guiña un ojo y levanta su pulgar derecho.
El tercer día de entrenamientos en esta ciudad es el que registra mayor convocatoria de público.
Fuente: Clarín