«Dejé de beber tras demasiadas noches en que me escapaba en pijama y terminaba tirado en la calle»

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Joaquín Sabina (Úbeda, 1949) se presentará en España con el gran Andrés Calamaro y antes de su regreso a los escenarios realizó una entrevista con el diario El País.

P. ¿Cómo le pilla el cambio de ciclo político? Con José Luis Rodríguez Zapatero, ¿hubo un equivalente a la bodeguilla?
R. No creo. Estuve en dos cenas con Zapatero, pero antes de llegar a presidente. Y todos pagamos a escote.

P. ¿Se le ocurre cómo pasará Zapatero a la historia? ¿Como Alexander Dubcek, el soñador de la Primavera de Praga, o como Juan Negrín, odiado incluso dentro de su partido?
R. Será recordado como Gorbachov, rechazado en su país y admirado fuera. Yo suscribo toda su primera legislatura, en materia de avances sociales y libertades personales. En la segunda no dio pie con bola.

P. Parece que no se agota la curiosidad por su persona. Joaquín Carbonell acaba de editar Pongamos que hablo de Joaquín.
R. Es un mamotreto desmesurado, en alabanzas y en críticas. Tú sabes que, por ejemplo, no es cierto que yo hiciera venir a Rubén Blades para luego no recibirlo.

P. El libro revela una patología digna de estudio: usted provoca un síndrome de abstinencia entre sus viejos amigos. Sus exnovias prefieren callar pero los examigos presentan su memorial de agravios.
R. No puedo volver a los viejos hábitos y convertir esta casa en un club. Ya soy bastante peligroso yo solo. Dejé de beber tras demasiadas noches en que me escapaba en pijama y terminaba tirado en la calle. Me aterraba no recordar lo que pasó. Pero vamos a dejar esas boludeces. Ahora mismo, estoy muy entusiasmado: voy a grabar un disco con Serrat. Eso sí que es hermoso.

P. ¿Quiere decir canciones nuevas, hechas a cuatro manos?
R. Exacto. El Nano me pone las pilas. Componemos por Skype. Yo pretendía escribir letras, igual que con Fito [Páez, en Enemigos íntimos], pero me ordenó que me pusiera ante el ordenador con una guitarra, «vamos de Lennon y McCartney». Mi modelo es más aquella colaboración de Lucio Dalla y Francesco de Gregori, Banana Republic. En 2012 saldremos de gira.

P. Ahora que lo pienso, ¿es cierto que no ve un duro de los derechos de autor de sus canciones?
R. A ver. Muchas están en una editorial que se llama El Pan de Mis Hijas y es exactamente eso. Lo gestiona Isabel, la madre. Para pagar el alquiler y la luz hago conciertos, discos, libros. Es un buen acuerdo…

P. Dado que su mujer actual [Jimena Coronado] es peruana, me le imagino implicado en la contienda entre Ollanta Humala y Keiko Fujimori.
R. No tengo grandes simpatías por Humala. De hecho, me sondearon para que fuera a cantar a su toma de posesión pero ni puedo volar, por orden facultativa, ni quiero. Cuidado, me parece hermoso que un enemigo político de Humala, como Mario Vargas Llosa, se haya puesto a su lado. Admiro su fundamentalismo democrático.

Fuente: El País

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