Biografía: El impactante diálogo entre Ozzy Osbourne y su médico

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A Ozzy se le veía venir desde pequeño. «Mi padre siempre pensó que yo haría algo grande: ‘Tengo una corazonada, John Osbourne’, me decía después de unas cervezas, ‘o acabas haciendo algo muy especial o acabas en la cárcel’. Y llevaba razón el viejo: antes de cumplir los 18 ya estaba en la cárcel». Nacido en 1948 en Birmingham, en la Inglaterra profunda, Ozzy creció en una familia pobre, no aprendió nada en el colegio (justifica ahora que fue por una dislexia) y pronto vio que no tenía futuro. Trabajó desengrasando maquinaria de automóviles en un bidón con cloruro de metileno. Le despidieron porque se quitaba la máscara y aspiraba el vapor. «Uaaaaaaaaaa… era como esnifar pegamento, pero multiplicado por 100».
El libro lo ha escrito el periodista Chris Ayres, con quien Ozzy mantuvo a medias un consultorio enRolling Stone. Ayres ha mantenido los disparates y tacos que suelta Osbourne, de forma que el libro merece un lugar digno entre las memorias de descerebrados del rock. Extrae carcajadas y proporciona anécdotas para la madrugada de los nostálgicos del metal.

Diálogo entre Ozzy y su médico

-Bien, señor Osbourne, quiero preguntarle algo -dijo el médico-. ¿Ha tomado alguna vez drogas ‘recreativas’?

Este era uno nuevo, el médico al que fui cuando decidí quitarme de todo. Llevaba casi cuarenta años pasándome con el alcohol y las pastillas, de modo que me pareció buena idea enterarme de los destrozos que habían causado.

-Bueno -dije con una tosecilla-, una vez fumé un poco de marihuana.

-¿Y ya está?

-Sí, ya está.

El médico siguió toqueteándome y comprobando sus notas. De pronto se paró y preguntó:

-¿Está seguro?

-Bueno -dije con una tosecilla-, también un poco de speed. Pero hace mucho tiempo.

-¿Así que solo marihuana y un poco de speed?

-Eso es, sí.

El médico siguió a lo suyo. Pero al cabo de un rato se detuvo de nuevo:

-¿Está absolutamente seguro de que solo ha sido marihuana y speed?

-Hombre, en otra época me hice alguna que otra rayita de farlopa -le dije; empezaba a sentirme confiado.

-Entonces, ¿marihuana, speed y… algunas rayas de cocaína?

-Sí, y eso vendría a ser todo.

-¿Y está seguro de eso?

-Ajá.

-Quiero estar absolutamen…

-¿La heroína cuenta?

-Sí, la heroína cuenta.

-Ah, entonces heroína también. Pero solo una o dos veces.

-¿Seguro que solo un par de veces?

-Sí, sí, seguro. La heroína es una puta mierda de droga. ¿La ha probado usted?

-No.

-No me va. Se vomita demasiado.

-Efectivamente, las náuseas pueden ser intensas.

-A mí lo que me parece es un desperdicio de alcohol.

-De acuerdo -me cortó el médico-. ¿Hay alguna droga que NO haya tomado, señor Osbourne?

Silencio.

-¿Señor Osbourne?

-No, ninguna que yo sepa.

Más silencio. Finalmente, dijo:

-¿Y qué me dice del alcohol? Ha mencionado usted que bebe. ¿Cuántas unidades al día?

-No sé. Unas cuatro, más o menos.

-¿Puede ser más específico?

-Botellas de Hennessy, pero depende.

-¿De qué depende?

-Del tiempo que paso desmayado entre una y otra.

-¿Y solo bebe Hennessy?

-Hombre, la cerveza no cuenta, ¿no?

El médico sacudió la cabeza, suspiró y se frotó los ojos. Luego pregunto:

-¿Fuma usted, señor Osbourne?

-De vez en cuando.

-Menuda sorpresa. ¿Cuántos al día, diría usted?

-Treinta y alguno.

-¿Qué marca de cigarrillos?

-No, no, puros. Los cigarrillos no los cuento.

El médico empezó a ponerse muy pálido. Por fin dijo:

-¿Cuánto tiempo hace que mantiene esa rutina diaria?

-¿En qué año estamos? -pregunté.

-2004.

-Pues casi cuarenta años.

-¿Hay algo más en su historial médico que deba saber? -preguntó.

-Veamos -dije yo-, una vez me atropelló un avión; bueno, casi. Y me he roto el cuello montando en quad. Durante el coma morí dos veces. También he tenido sida durante 24 horas. Y he creído tener esclerosis múltiple, pero resultó ser un temblor de Parkinson. Ah, y he tenido gonorrea unas cuentas veces. Y un par de convulsiones, como aquella vez que tomé codeína en Nueva York, o cuando me metí la droga de los violadores en Alemania. Y eso es todo, en serio, a menos que quiera incluir los medicamentos con receta.

El médico asintió. Luego carraspeó, se aflojó el nudo de la cortaba y dijo:

-Tengo otra pregunta que hacerle, señor Osbourne.

-Adelante, doctor.

-¿Por qué sigue usted vivo? –

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