Los héroes de la central de Fukushima que conmueven al mundo

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Se les conoce ya como los «héroes de Fukushima». 180 hombres que en turnos de 50 entran en la central de Fukushima y se juegan la vida para salvar la de los demás. Son sus trabajadores. Los que pese a los altos niveles de radiación han decidio permanecer al pie de cañón en un lugar que muchos califican ya de desastre nuclear.
Pero, ¿cómo trabajan? ¿Cuáles son sus condiciones de seguridad? ¿Por qué lo hacen? Incógnitas que poco a poco se van revelando. De momento se sabe que en total son 180 y que para no exponerse durante demasiado tiempo a los niveles de radiación trabajan en turnos rotatorios de 50 personas.
Bajo la constante amenaza de la radiactividad, las explosiones y los incendios estos «héreoes» se han convertido en los únicos seres vivos de la zona que se atreven con la radiación.
Estos 50 hombres entran con trajes protectores, máscaras y en algunos casos bombonas de oxígeno. Sus trajes de protección y gorros repelen la radiación pero no así las partículas radiactivas invisibles. Como es habitual la realidad supera la ficción y su hazaña recuerda a aquella película del submarino K-19, en el que un grupo de hombres se sometió a altos niveles de radiación para evitar una explosión en el submarino nuclear.
Al igual que en la película trabajan en turnos, intentan enfriar los reactores dañados y las posibles fusiones parciales del núcleo y así evitar el desastre.
Sin embargo, la radiación empieza a hacer mella en su salud y, según varios medios, muchos de ellos ya están heridos. Desde el terremoto, ya han muerto cinco trabajadores de la central y 22 están desaparecidos.
Pero, ¿por qué arriesgan su vida? Probablemente su educación para sacrificarse por los demás sea una de las razones, como apunta un experto nuclear estadounidense que señala que en trabajos de este tipo «se desarrolla un sentido para la lealtad y el compañerismo cuando se entrena durante años junto con otros».
Sus condiciones de trabajo son extremas. Hacinados, con altas temperaturas, vestidos con incómodos trajes que apenas les dejan movilidad y con la presión de que se están jugando su vida y la de sus ciudadanos.
Todo ello ha hecho que estos hombres bajo el anonimato se conviertan en la esperanza de todo un país. «Las personas que están trabajando están luchando contrarreloj», afirma un empleado de otra central japonesa en una red social. Y añade: «Por favor, no olvidemos que estas personas están trabajando para proteger la vida de todo el mundo a cambio de la suya propia».
Incluso el Gobierno japonés que ha criticado duramente a la empresa dueña de la central TEPCO por su mala gestión durante esta crisis, sólo tiene palabras de elogio para estos hombres. «Sólo tratan de hacer lo mejor para todos sin pararse a pensar ni un un segundo en las consecuencias para ellos», afirmó el primer ministro Naoto Kan.
Durante el tiempo que permanecen en la central están sometidos a altos niveles de radiación perjudiciales para la salud, pero su marcha podría ser una catástrofe mundial. «si dejas que se marche, los reactores se calentarán y se calentarán hasta que se produzca un incendio y una posible explosión que libere mayor radiación a la atmósfera», asegura al diario ‘The Guardian’ el doctor Ian Haslam, jefe de protección radiológica en la Universidad de Leeds.
Incluso los trabajadores que estuvieron en Chernobyl apuntan a que la situación de estos hombres es incluso más peligrosa que la que vivieron ellos en 1986. «Después de todo, su situación ha sido peor que la nuestra. Han tenido un tsunami primero y ahora hay varios reactores con problemas. Eso es una pesadilla para cualquier trabajador atómico», explica Andriy Chudinov, uno de los hombres de Chernobyl.

Fuente: El Mundo de España

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