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«La decisión es dolorosa pero está tomada» Lo dijo Julián Oberti, abogado de Víctor Flores, al confirmar que el padre de Alejandro no apelará la resolución del Tribunal Superior de Justicia de la Provincia que determinó la prescripción de la causa.
Casi 20 años después de la desaparición de Ale y a 2 años de hallar los restos óseos de la criatura al final de una alcantarilla, Víctor considera que se agotaron las posibilidades reales de someter al banquillo de los acusados al comisario retirado Mario Gaumet y el ex agente del ETER, Gustavo Funes.
Las falencias en la investigación, las contradicciones de los testigos, los sucesivos traspiés en la Cámara y el Tribunal Superior, la imposibilidad de hallar nuevos elementos probatorios, el desgaste del tiempo y la impotencia por los años que exigirían una apelación en la Corte Suprema de Justicia, aceleraron la definición.
Víctor y su abogado decidieron dedicar su tarea en la escritura del libro que describirá el doloroso tránsito en la búsqueda de final trágico, entorpecida por las flaquezas judiciales, el ocultamiento policial y el silencio de los autores.
Ale Flores, según surge de la propia investigación judicial, fue atropellado por un móvil policial la tarde tormentosa del 16 de marzo de 1991. Los efectivos que se trasladaban en la unidad Halcón 5 del Comando Radioeléctrico huyeron con el cuerpo agonizante y tras la muerte de la criatura de cinco años escondieron su cadáver.
El tiempo determinó la prescripción y la impunidad que somete en la peor de las sombras la credibilidad de un periodo policial signado para siempre por la muerte de Ale.
Por Pablo Callejón (pjcallejon@yahoo.com.ar)