El verano es la única estación del año en que los futboleros mendocinos pueden disfrutar de un River-Boca, y por eso ellos aprovechan al máximo cada ocasión de estar cerca de sus ídolos.
Algo de eso pudo verse ayer, cuando ambos planteles arribaron a la ciudad capital a la espera del partido de esta noche, a las 22 en el estadio Malvinas Argentinas. Cientos de hinchas se congregaron en los búnker de cada equipo para recibir a sus ídolos.
Unos 400 aguardaron la llegada de los «xeneizes» al Hotel Diplomatic, mientras otros peleaban por conseguir los últimos boletos disponibles (ya no quedan lugares). Con Juan Román Riquelme en Buenos Aires, el más requerido fue el otro histórico, Martín Palermo.
Por el lado de River, en cambio, hubo un recibimiento más frío al momento del arribo del plantel al aeropuerto Francisco Gabrielli y, posteriormente, al hotel Hyatt.
Distinta fue la situación cuando los jugadores se trasladaron a la pequeña localidad de Guaymallén, donde el cuerpo técnico había programado una silenciosa práctica vespertina que terminó en una fiesta a puertas abiertas, de la que disfrutaron unos 200 simpatizantes locales.
Allí, Juan José López, Ubaldo Fillol y algunos referentes del plantel firmaron autógrafos y se fotografiaron con los hinchas. Hoy habrá caravana desde el centro hasta el estadio. Un clima distendido, lejos de las tensiones que al club le esperan en Buenos Aires