Boudou aseguró que no es posible regular el precio de los commodities

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Tras el encuentro en París con los ministros de Economía del grupo, el funcionario argentino afirmó que controlar esos valores «iría en contra de mejorar la seguridad alimentaria, ya que caería la cantidad ofrecida».

Los ministros de Economía y Finanzas de las potencias mundiales y los países emergentes que integran el Grupo de los 20 (G-20) se reunieron en París para limar sus diferencias y alcanzar un principio de acuerdo sobre qué indicadores utilizar para medir los desequilibrios globales.
Tras la reunión, se comprometieron hoy a trabajar para regular los mercados de futuro y derivados de las materias primas, algo que podría impactar en el precio de los bienes que exporta la Argentina.
«Hay un consenso internacional para que se trabaje muy fuerte para limitar las inversiones especulativas en el sistema de producción de los commodities, no sólo alimentos, sino también los minerales y la producción de petróleo», dijo el ministro de Economía, Amado Boudou, presente en la reunión.
Boudou agregó que «el objetivo es una mayor regulación de los mercados de futuro y derivados, una mayor transparencia de los mercados financieros y medidas que aumenten la oferta», según reprodujeron agencias internacionales.
Los inversores especulativos desarmaron durante la última semana sus posiciones en materias primas, lo que trajo aquí pérdidas a los principales granos de exportación, con caídas en los precios de la soja, el trigo, el maíz y el girasol.
Los ministros de Finanzas del G-20 acordaron además una lista de indicadores destinados a medir los desequilibrios económicos mundiales, tras arduas negociaciones con los países emergentes liderados por China y Brasil, que lograron la exclusión de las reservas cambiarias en el listado.
También se comprometieron a tener en cuenta las situaciones regionales y nacionales particulares, especialmente de los «países productores de materias primas». En este punto se incluye la situación de la Argentina, como así también la de Brasil, Arabia Saudita y Australia, también integrantes del G-20.
En cuanto a la lucha contra la volatilidad de los precios de las materias primas no hubo ningún avance. La propuesta francesa chocó con el rechazo de Argentina, Brasil, Estados Unidos, China, Canadá y Reino Unido, entre otros. Al respecto, el ministro de Economía, Amado Boudou, sostuvo que Argentina defiende una postura que tiene en cuenta a los países productores y demandantes. «La regulación de los precios no es un objetivo posible, iría en contra de los objetivos que es mejorar la seguridad alimentaria porque caería la cantidad ofrecida», destacó Boudou.

Balanza. «El compromiso toma en cuenta en cambio el saldo de la balanza de cuenta corriente, la balanza comercial, así como los tipos cambiarios reales y las políticas fiscales y monetarias», indicó por su parte la ministra de Finanzas francesa, Christine Lagarde, ante más de 700 periodistas. Los ministros también acordaron incluir el déficit y deuda públicos de un lado, así como el ahorro privado.
El G20 debería comenzar a discutir objetivos en cifras concretas sobre esos criterios en una reunión a mediados de abril próximo en Washington, en los Estados Unidos.
Uno de los puntos centrales que se debatieron en esta ministerial que abrió la presidencia francesa del G20 fue la volatilidad excesiva de los precios de las materias primas, en particular los productos agrícolas y sus derivados financieros y los productos energéticos: petroleros y gasíferos.
«Hubo una gran convergencia de puntos de vista de países desarrollados y emergentes» al considerar que «debemos ir más lejos en la transparencia y el uso de los stocks», precisó Lagarde, antes de indicar que se trabajará para «mejorar el intercambio de información», reprodujeron agencias extranjeras.
En este sentido, el presidente del Banco Mundial (BM), Robert Zoellick, advirtió el sábado a los ministros de Finanzas del G20 que el mundo está llegando a un «punto peligroso» debido al alza de los precios de los alimentos que podría acentuar la inestabilidad política.
La subida de precios de los alimentos alentará un alza de la oferta agrícola, pero en los próximos dos años, «podrían producirse disturbios, podrían caer gobiernos y las sociedades inclinarse hacia el desorden», afirmó Zoellick.
El Banco Mundial subrayó que entre octubre de 2010 y enero de 2011, los precios de los alimentos crecieron un 15 por ciento, llevando a otros 44 millones de personas a la pobreza.

Fuentes: Agencias DyN y Télam

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