Chagas, promesas y abandono para los horneros

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El drama de una mujer y sus seis hijos enfermos de Chagas reveló la aparición de la patología en Río Cuarto y desnudó la precariedad social y habitacional en la que conviven los trabajadores de los hornos de ladrillos.
En Tres Acequias, rodeados por la imponencia de la soja y el crecimiento urbanístico de Río Cuarto, los afectados, en su mayoría de origen boliviano, residen en casas de barro, sin recursos mínimos que generen dignidad a una tarea que se retribuye con magros ingresos.
Fabián Vieyra, delegado del sindicato de ladrilleros, admitió en diálogo con TD Digital que «tras el hallazgo del Chagas todas las promesas de mejoras quedaron en la nada».
Cada jornada recorre la zona lidiando «con empresarios que actúan de testaferros de los dueños de la tierra».
En el lugar residen 150 trabajadores en temporada baja y se necesita la mejora ó construcción de al menos 50 viviendas en las que no se utilice el barro para evitar el cultivo de la enfermedad.
Las personas duermen en el suelo, sin servicios básicos y con escasos cuidados sanitarios.
«El sindicato a nivel nacional está intervenido y negocia con los empresarios. Aquí las promesas políticas nunca llegaron. Muchas familias se irán en el verano a las cosechas de la uva, el tabaco y la cereza. Después volverán a vivir el mismo drama», admitió Vieyra.
El dirigente sindical resaltó que por la presión gremial los empresarios solo hicieron 5 nuevas viviendas.
«No tienen casas dignas, carecen de obra social y son sometidos a tratados expotadores de convenio. Logramos con mucho esfuerzo erradicar el trabajo infantil pero estas familias necesitan mucho más», sostuvo.
Vieyra consideró que «se humilla al trabajador que termina sintiéndose desprotegido y más vulnerable».
«Es la peor expresión de la explotación al ciudadano boliviano y se hace poco por revertirlo», indicó.

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