Passarella va por Pablo Aimar

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Pelea Passarella. Pugna por conseguir al jugador que mueva las agujas de la ilusión. Batalla para demostrar que es cierto eso de que es el único que puede convencer a las joyas del pasado glorioso. Lucha para lograr que River suba esos resbaladizos escalones que separan al cuarto puesto del paraíso. Lucha el Kaiser. Lucha Aimar. ¡Y D’Aleeee! Es uno u otro.
El Payaso o el Cabezón. Pero uno es. Es, por ahora, el deseo de Navidad. El enganche que quiere Passarella. El que haría aplaudir a Jota Jota, convencido como su amigo de que además de un 10, en el Clausura su equipo necesita un marcador central, un volante por afuera y un delantero de área que pueda socorrer al otro tanque, Pavone.
La debilidad por Andrés D’Alessandro es casi tan vieja como la promesa de la CD de auditar la gestión de Aguilar. Tampoco resultan sorpresivos los contactos que, dicen los dirigentes, mantienen con Matías Aldao, el representante de la estrella del Inter de Porto Alegre y, casualmente, de Aimar.
La novedad, esta vez, es la decisión firme de Passarella de poner los alrededor de seis millones de dólares que pretende el club brasileño, ahora sí -confían los allegados a la negociación- dispuesto a reducir el presupuesto. La estrepitosa derrota contra el Mazembe congoleño en el Mundial de Clubes fue tomada casi como una bendición en Núñez, por más que la Copa Libertadores esté en el horizonte del rival de Gremio, porque entienden que con más gloria la presión de los hinchas colorados para que se quede el mimado de 29 años se hubiera hecho insostenible.
A la vez, y por si no prospera la gestión anterior, hay otra que ya se gestó en forma paralela a partir del interés de Benfica por Funes Mori. Que Aimar de fondo, es seguro. Con 31 años muy bien llevados, un año y medio más de contrato y ciertas dudas por volver a radicar en Buenos Aires a una familia ya acostumbrada a la calma de Lisboa, al Payasito lo conmueve la posibilidad de ponerse otra vez la camiseta de River. Es uno de sus objetivos antes del retiro. Aunque lo que él imagina para dentro de un tiempo, el presidente lo desea para ya. Ahora. Hoy mismo si es posible.
Y en la urgencia, tal vez, es donde el talentoso enganche puede gambetear al recio defensor. No sólo porque en su horizonte estaría partir hacia Emiratos Arabes o Estados Unidos, mercados que le subirían los ingresos y le bajarían la exigencia, para perfeccionar el inglés. También porque no quiere que River gaste plata por su pase.
Aunque la inistencia de Jorge Jesús (DT del Benfica) por contar con el Melli le podría jugar a favor, la situación no sería tan sencilla de destrabar porque el cordobés es titular, está pasando por un buen momento y, para colmo, la plata por Funes Mori no la pondría el club portugués sino un grupo empresario. Pero tozudo como es, al Kaiser todo eso no lo limita para intentarlo. Ya lo hizo con el Conejito Saviola (y agua), lo sigue intentando con Fernando Belluschi (un sueño hoy y ayer, cuando lo hizo comprar siendo entrenador) y lo intentará con D’Alessandro aunque sepa que los petrodólares de Qatar son competencia desleal.
Passarella sueña a lo grande. Y detrás suyo, sosteniéndole la almohada, varios dirigentes -mientras cuentan ovejitas- se esperanzan con que el ruido que podría hacer alguna de estas contrataciones ayude a tapar una decisión que, de otro modo, no se animarían a tomar: Ortegout.

Fuente: Olé.

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