Lo dijo la propietaria del Hogar que recibió a don Juan. En el hogar residen 13 ancianos y muchos llegan golpeados y con carencia de afectos.
Sonia Devia y su esposo Ramón son los responsables del Hogar de Ancianos ubicado frente al Viejo Hospital en el que residen 13 abuelos víctimas de la marginalidad, el maltrato físico y el abandono.
Hasta allí fue trasladado Juan Ortíz, el hombre que vive debajo del Puente Carretero y que decidió abandonar al hogar para recuperar las pertenencias que habían quedado sobre el río.
El centro de contención es el punto de encuentro de los que lo perdieron todo, a esa edad donde la vida no suele dar dos oportunidades.
Sonia destacó que «Juan se fue porque no quería perder sus cosas y no volvió más».
«Llegó el sábado a la mañana y solo se quedó un ratito. Yo creo que cuando lo traen deberían haberlo acompañado con sus cosas para que no pierda su identidad, así viva debajo del puente», afirmó la mujer.
Destacó que «para él esos trapos tienen mucho valor y me dio mucha lástima cuando se fue porque quería contenerlo».
«Si no se tiene en cuenta esto al principio vuelven a la calle. Les damos mucho amor pero hay que proteger su identidad», indicó.
El eslabón más débil
Debia resaltó que en el hogar tienen 13 abuelos y muchos llegan «a partir del boca a boca sobre la contención en el lugar».
«Algunos llegan en muy malas condiciones. Algunos no caminaban, estaban lastimados, les faltaba muchísimo amor. Además, no me gusta doparlos con medicamentos, me gusta que estén lúcidos», señaló.
La mujer añadió que «es importante poder conversar con ellos y asumir que se les puede dar cariño».
«Esto es muy difícil para el que no quiere ver. Hay muchos ancianos que no están bien y es necesario acompañarlos», sostuvo.