Juicio por Pinto – Habló el Nazi Rebaynera, el temible torturador del penal

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El ministro de Agricultura Gutiérrez y los riocuartenses Ortíz y Bettiol lo recordaron por su ferocidad.  «Me siento orgulloso de ser penitenciario y no un funcionario corrupto o un chorro. Tengo mi espíritu y mi alma bien penitenciaria, y haber conformado una familia penitenciaria me enorgullece más», afirmó.

En el juicio por las torturas y crímenes en el Penal 9 de La Plata, en el que fue asesinado el poeta riocuartense Alberto Pinto, habló el Raúl Aníbal Rebaynera, alias el Nazi, conocido por ser un temible torturador.
El ministro de Agricultura Carlos Gutiérrez y los riocuartenses Hugo Ortíz y Carlos Bettiol lo recordaron por su ferocidad.
Rebaynera entró como cadete al Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) cuando tenía 17 años. Había egresado en 1972 y la primer Unidad donde trabajó fue la de Olmos, hasta que fue trasladado a Melchor Romero en 1975, donde también cumplió tareas administrativas. 
A fines de 1976 fue designado como jefe de depósito y entre enero y febrero del año siguiente conoció a una empleada con la que entabló un noviazgo. Según relató, la relación produjo malestar en un agente penitenciario que había sido su ex pareja, lo que desencadenó en el traslado del imputado a la Unidad 9 a modo de sanción disciplinaria. 
“Cuando llegué a la Unidad 9 me encontré con algo distinto: el penal estaba militarizado”, confesó el imputado, quien al ingresar al penal describió haber visto “una barrera móvil y tres o cuatro soldados con ametralladoras” que impidieron su paso en tres oportunidades. Luego de presentarse ante Dupuy, director de la Unidad, éste le preguntó por el motivo de su traslado y lo envió a la guardia armada 
Tras 32 años en el SPB, Rebaynera concluyó en 2003 sus servicios y en relación a su carrera enfatizó: “Me siento orgulloso de ser penitenciario y no un funcionario corrupto o un chorro. Tengo mi espíritu y mi alma bien penitenciaria, y haber conformado una familia penitenciaria me enorgullece más”. Luego, agregó que antes de conocer a su mujer, ésta trabajaba de mucama y “no sabía ni cómo se llamaba”. “Y yo la saqué de ahí”, ponderó sin pudor y con el dedo índice en alto. 
Al margen de que el Tribunal pudo advertir una serie de contradicciones en el discurso del imputado, éste alegó, entre otras cosas, que no supo de la existencia de Centros Clandestinos de Detención hasta después de 1983 y que nunca había escuchado que personas que eran liberadas de la Unidad 9 jamás habían llegado a sus casas. Sobre el caso Destéfano agregó que había estado en la Brigada de Investigaciones y, en cuanto a Deghi, que nunca supo ni escuchó de ese interno. Tampoco se enteró de que la esposa lo había esperado en la entrada del penal en aras de libertad.

Sobre los pabellones

“Yo no era responsable de la inteligencia”, aseguró Rebaynera tras explicar que la clasificación de los presos correspondía al Registro Interno. “La vigilancia no tiene nada que ver con la clasificación”, concluyó.  
Sin rodeos, el fiscal Dulau Dumm le preguntó sobre el caso Pinto a lo que el testigo arguyó: “En realidad no recuerdo  detalles de Pinto. Sí que lo atendimos nosotros, pero no recuerdo la fecha. Era un paciente que había sido trasladado de un Servicio Penitenciario”. Si bien el Tribunal le leyó una declaración suya que data de algunos años, el testigo no pudo hacer memoria al respecto, aunque sí reconoció su firma ante el Juzgado Federal de La Plata.

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