El Instituto Sudafricano de Relaciones Raciales aseguró que la escalada de tensión que vive estos días Sudáfrica por el asesinato del dirigente ultraderechista Eugène Terreblanche no pone en riesgo el torneo.
«No hay ninguna razón para que estas cosas, por muy trágicas que sean, afecten la seguridad de los aficionados o los jugadores durante el Mundial» , dijo Lawrence Sclemmer, vicepresidente de la institución.
«El Mundial y el deporte, como se supone, canalizan pasiones y reconcilian», añadió, apelando una vez más a la supuesta capacidad del deporte para cicatrizar heridas profundas.
Sudáfrica vivió un tenso final de Semana Santa después de que dos jóvenes negros asesinasen el sábado a machetazos y en su propia finca a Eugène Terreblanche, dirigente del partido ultraconservador y racista AWB (Movimiento de Resistencia Afrikáner).
El gobierno y el principal partido de la oposición tuvieron que pedir calma después de que los seguidores de Terreblanche asegurasen vengarían el asesinato de su correligionario, aunque después declararon no tomarán ninguna medida violenta.
Entretanto, abundan quienes relacionan el asesinato a la canción «matar al bóer», muy popular durante el «apartheid» y prohibida hoy, pero que en la últimas semanas volvió a estar de moda gracias a lo mucho que le gusta entonarla a Julius Malema, líder de las juventudes del Congreso Nacional Africano (ANC), partido en el poder.
Así pues, aumenta la tensión racial en un país que, pese a lo que pueda sugerir Hollywood, arrastra serias heridas desde el «apartheid» que no supo cómo curar, lo que no implica el contexto social haya variado gran cosa desde, por ejemplo, la Copa Confederaciones.
«Desde finales de la década de 1950 han habido predicciones de guerra racial en Sudáfrica», dijo el ministro de la Policía, Nathui Mthethwa, quien definió hoy lo sucedido como «un incidente aislado» y aseguró que no hay razón para que los turistas estén preocupados.
El Comité Organizador del Mundial, por su parte, no quiso pronunciarse sobre un asunto que considera político y que en ningún caso debe relacionarse con el deporte.
Quedan 65 días para que comience el Mundial de Fútbol y Sudáfrica está siendo examinada con lupa, por lo que sucesos como el asesinato de Terreblanche, aunque aparentemente insuficientes para poner en jaque el Mundial, no ayudan a mejorar la imagen del país, deteriorada por la violencia.