Se agrava la crisis en el River de Passarella

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Identificado con el corazón del hincha de River, las palabras del ídolo, Enzo Francescoli, deberían sonar como un alarma respecto de lo que ocurre en la institución y de lo que puede pasar en un futuro no muy lejano: las cuentas no cierran, el equipo de primera no funciona y el promedio de descenso acechará como nunca desde la temporada 2010-2011.
Francescoli, en una entrevista con La Nación, opinó que al club «no se lo arregla con una buena idea sino con plata».
Si River es un polvorín desde hace tiempo, ahora sólo podría esperarse que explote en cualquier momento, ya que no se ven soluciones a la vista.
La llegada de Daniel Passarella como presidente de la institución nada ha cambiado, más allá de algunos despidos de personal que ahora se le volverán juicios en contra.
Hubo, además, otros cambios, como la remoción del dirigente Mario Argenta, quien en charlas de bares había armado un equipo de ex jugadores que era orgullo de la institución y que ahora, sin él, adelantó el retiro de algunos de los históricos integrantes del equipo; Francescoli es uno de ellos.
Ese equipo, que ponía en la cancha la magia de un pasado mejor y la alegría de jugar por jugar, muchas veces en plan de beneficencia, tiende ahora a desmantelarse.
De allí, vale recordar, se promovió el regreso de Matías Almeyda, hoy una de las figuras de un primer equipo que lejos está de los tiempos dorados y merecidos de River.

El Promedio
Desde el próximo Apertura, River estará obligado a realizar una campaña muy buena para ahuyentar a los fantasmas del descenso.
Perderá buenos puntos y tendrá que promediar no sólo los malos resultados de los campeonatos anteriores, sino el paupérrimo del actual.
Sin ir más lejos, hoy en día las cosas están de mal en peor.
El panorama es malo si se tiene en cuenta el presente: tiene apenas 9 puntos y sólo lo separan 4 de los últimos del Clausura, Central y Atlético Tucumán. En el medio están Boca y Lanús, con 8.
La tabla de promedio también parece un chiste de mal gusto: tiene 1.330, igual que Tigre. Cualquier hincha, ante la realidad, se agarraría de los pelos, ya que poco y nada lo separa de, por ejemplo, el castigado Racing, que tiene 1.155 de promedio y recién el fin de semana pasado pudo escapar a la promoción.
Entre River y Racing no hay mucho: Arsenal tiene 1.300; Huracán, 1.262; y Godoy Cruz, 1.230.
Es decir, que «El Millonario» ya integra un lote de riesgo que se incrementará si no cambian los resultados.
Como si fuera poco, no se observa la llegada de nuevas figuras ni aparecen las estrellas.
No es alentador el panorama si el juego depende de un Almeyda que anda bien pero que no puede asegurar mucho futuro por una cuestión de edad. Lo mismo sucede con Marcelo Gallardo, sus lesiones y el desgaste físico tampoco garantizan su presencia en los momentos más necesarios. Y por último está Ariel Ortega: él mismo dijo que no se ve en River mucho tiempo más. Y si él no lo dijera, alcanza con observar la lista de concentrados, donde el jujeño ni siquiera tiene lugar.
River es, entonces, el polvorín que grafican quienes más quieren al club. Sin exageraciones, con mucho temor y sin soluciones a la vista.

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