Los analistas suelen distinguir entre los núcleos duros y blandos en el Gobierno y los Ministerios. Por caso el núcleo duro por excelencia, es el Ministerio de Economía, que en Argentina equivocadamente ha reinstalado la alta inflación, ha generado disminución de depósitos, compra de dólares y fuga de capitales, erosión del poder adquisitivo y agravamiento de la desigualdad. Como ha predominado una visión discrecional en el manejo de la política monetaria sobre una perspectiva reglada que debería expandir el dinero en relación al comportamiento del producto nacional, el resultado ha sido una inflación que creará inevitables problemas al país.
Sin embargo hay otro problema, y es que la inflación, y la torpeza de querer parar el aumento general de precios desencadenado por la emisión monetaria con la actuación personal de un “super-funcionario” controlador de precios no sólo trae conflicto social y reclamos de todos los sectores sino que también opaca las buenas iniciativas que se toman en los núcleos blandos del Gobierno como son el caso de educación y salud. Dado que las políticas de salud y educación son de largo plazo se minimiza lo que debería ser la actuación central del Gobierno mientras se maximiza la intervención en la economía haciendo el daño mencionado de la inflación, el descalabro de los precios relativos y todo lo que sigue en consecuencia. En dos palabras el mundo al revés. Donde se debe dejar hacer y dar estabilidad, el Gobierno pone trabas, interviene y desestabiliza. Donde se debería actuar con todo vigor, el Gobierno lo desmerece por el efecto cotidiano sobre la población de la inflación que hace del largo plazo algo ajeno al grueso de los Argentinos.
En educación por caso, el Secretario de Políticas Universitarias ha sostenido la necesidad imperiosa de adaptar las estructuras curriculares universitarias a los tiempos complejos que corren. Sostiene tanto la necesidad de flexibilizar las mismas como de dar certificados académicos intermedios a los estudiantes que terminan y cumplen con los requisitos exigidos durante los primeros años de la Universidad. Sin duda, son dos iniciativas excelentes que tiene este Gobierno Nacional. En Argentina se recibe muy poca gente (menos del 20 %) de los que inician sus estudios. Hay carreras donde los alumnos requieren 8 años para egresar. Esto significa que término medio no se reciben (los pocos que lo hacen) hasta los 26 años. Esto requiere naturalmente dos cosas, por un lado una familia que tenga una posición acomodada para mantener al estudiante tanto tiempo sin trabajar y por el otro que el estudiante postergue sus proyectos afectivos de armar una familia porque los datos sugieren que los alumnos que trabajan y tienen hijos representan apenas una minoría de graduados. Si se observan las características de los estudiantes que pretenden estudiar a distancia se confirma lo expuesto, el rango de edad mas numeroso suele ser el de 26 a 30 años que en el 80 % de los casos trabaja, en el 40 % tiene hijos y que 2/3 partes de los mismos son mujeres. Todo dicho, la educación sin certificados intermedios y sin flexibilidad curricular atenta contra la conclusión de los estudios, discrimina contra los pobres que quieren estudiar en la universidad pública y discrimina contra las mujeres, que tratan de completar sus estudios a distancia. Sin duda esta iniciativa del Ministerio de Educación del Gobierno de la Nación es excelente y debe ser apoyada por todas las fuerzas políticas y la sociedad en general. Sin embargo de esto cotidianamente lamentablemente no se habla.
La segunda gran iniciativa que tomó la Presidente de la Nación fue la de intentar informatizar y transparentar los fondos de salud que van a la Administración de Programas Especiales o sea los subsidios que se otorgan a las obras sociales por las enfermedades de alto costo y baja frecuencia, la atención compleja, los costos de la cronicidad etc. Estos fondos son gastados y su rendición de cuentas por los gremios ha sido demorada. Por eso la Ex Ministra Graciela Ocaña no quería liberar los 2500 o 3000 millones de pesos que reclamaban los sindicalistas. Esto le costó su puesto. Ahora, le toco el turno a la Propia Presidente cuando tuvo que sufrir el desplante y la falta de consideración por parte de Moyano y los sindicalistas que le espetaron en la cara que solo tenían que hablar del dinero que les deben. Luego dieron el portazo y dejaron sola a la Presidente y al Ministro de Salud con una excelente iniciativa en sus manos.
En suma hay excelentes iniciativas en los Ministerios de Educación y Salud que merecen todo el apoyo político necesario. Son cuestiones de difícil implementación pero que permiten avanzar hacia un país con más educación, mejores graduados, más trasparencia y menos corrupción. Lamentablemente estas cosas que son de una importancia superlativa quedan sin el empuje necesario en un país donde la urgencia cotidiana y los problemas creados por la inflación se llevan todo por delante.
Roberto Tafani