Enfermedades del verano

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Por Dra. Ingrid Waisman. Médica Pediatra, MP6508 MEsp 2749.

Las altas temperaturas predisponen a los niños a algunos problemas de salud, que es bueno tener presentes para su mejor prevención.

Enfermedades de verano

Nos referimos principalmente a la gastroenteritis y al golpe de calor.

La gastroenteritis es por estos días un motivo frecuente de consulta a la guardia. Se puede manifestar con diarrea y también con vómitos. A veces puede haber dolor abdominal, especialmente cólicos, y también fiebre.

Decimos que un niño tiene diarrea cuando tiene más de 3 deposiciones diarias, de menor consistencia o de mayor volumen que lo habitual. Esto le causa pérdida de líquidos y sales que pueden llevar a la deshidratación. También hablamos de diarrea cuando hay moco o sangre en la materia fecal.

La diarrea aguda es en la mayor parte de los casos de origen infeccioso (bacterias o virus). Existen casos de diarrea crónica que reconocen otras causas y deben ser encarados de distinta manera.

Se transmite en forma fecal-oral, siendo el agua el vehículo principal como así también los alimentos. Las manos actúan como foco de contagio y transmisión de estas infecciones.

La principal complicación de la diarrea es la deshidratación. Los que más riesgo tienen de sufrirla son los niños pequeños, y también aquellos niños que presentan un estado de nutrición deficitario.

La deshidratación se produce por pérdida de agua y de sales por la diarrea o por los vómitos; la fiebre y las altas temperaturas ambientales también contribuyen a la pérdida de líquidos. Si estos líquidos y sales no son reemplazados mediante la ingesta de agua u otros líquidos, aparece la deshidratación. Esta se manifiesta por:

* Decaimiento

* Mucosas secas (al sacar la lengua se la ve seca o pastosa, sin saliva)

* Ojos hundidos


* Fontanela deprimida

* Llanto sin lágrimas

* Disminución franca de la cantidad de orina

Una complicación no deseada de la diarrea es el sindrome urémico hemolítico, que se asocia a una infección por un tipo especial de Escherichia Coli, transmitida por los alimentos. Suele comenzar con diarrea con sangre, y luego seguir con compromiso de los riñones o con disminución de los glóbulos rojos y plaquetas.

Para prevenir la diarrea, en los bebés la medida más importante es la lactancia materna: es excepcional que un niño amamantado exclusivamente al pecho tenga diarrea.

En caso de que la alimentación sea con biberón, deberán extremarse las medidas higiénicas: cuidadoso lavado de manos, hervir los biberones, utilizar agua segura. Es preferible utilizar leche en polvo, o bien las leches líquidas especiales que vienen actualmente en el mercado. No recomendamos la leche entera líquida para niños pequeños, menos aún en épocas de verano.

En los niños mayores, cuidar la calidad de los alimentos:
cocinar bien la carne, lavar muy bien frutas y verduras, al cocinar no utilizar los mismos utensilios para alimentos crudos y cocidos. Evitar los alimentos que puedan haber perdido la cadena de frío, especialmente lácteos y fiambres.

Con los cortes de energía puede haber riesgo de contaminación, al no conservarse los alimentos a la temperatura adecuada: esto puede suceder tanto en los comercios, como en el domicilio: la heladera no puede conservar la temperatura, al estar sin electricidad, más que unas pocas horas.

La recomendación es comprar alimentos frescos y para el día, priorizar las carnes (que se pueden cocinar bien), las verduras y frutas bien lavadas, la leche en polvo y los alimentos no perecederos.

Siempre lavarse bien las manos al manipular alimentos, antes de sentarse a comer, y después de ir al baño, para evitar transmitir enfermedades.

Golpe de calor

Se produce cuando el organismo está expuesto a temperaturas muy elevadas, y los mecanismos para regular la temperatura son incapaces de disipar la acumulación del calor. Puede manifestarse por temperatura elevada, dolor de cabeza, piel seca, somnolencia, sed intensa, náuseas y vómitos. Si no se trata puede agravarse, con compromiso de otros órganos.

Para prevenirlo es importante evitar la excesiva exposición al sol en días calurosos, especialmente si los niños realizan actividad física, y cuidar que tomen abundante cantidad de líquido.

Si se sospecha que el niño padece ya el cuadro de insolación o golpe de calor, se lo debe bañar y refrescar, ofrecerle líquidos fríos, y consultar lo antes posible al pediatra para evitar la progresión del cuadro; tomado a tiempo, este cuadro es perfectamente tratable.

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