Según información de cámaras sectoriales de la actividad frigorífica, en los primeros diez meses del 2009 el nivel de faena de hacienda vacuna fue el mas alto desde 1990, llegándose a 13,67 millones de cabezas vacunas, vale decir 1,3 millón de animales más (o 10,3% más) que en el mismo período del año pasado. Proyectando esta tendencia hasta fin de año se llegaría a 16 millones de cabezas faenadas igualando el record histórico de 1978.
La faena se vio fuertemente impulsada desde julio por el nivel de exportaciones, que están en el ritmo más alto desde 2005 si se anualizan los despachos del último cuatrimestre,
En todo el período desde 1990 en ningún año aparece un nivel de liquidación tan alta; en el 2008 cuando se mataron 12,39 millones de cabezas, era hasta ahora el más alto de esa serie, mientras que el más bajo es 2002, con 9,63 millones de animales faenados en los primeros diez meses.
El problema no es el nivel de faena, sino la falta de reposición de los animales enviados a consumo, es que este nivel de faena no es sustentable en el tiempo, por la alta participación en de hembras y animales jóvenes en la faena. Con la alta matanza de animales jóvenes, que podrían ganar kilos (es decir, producir más carne) antes de ir consumo se da un desperdicio. Tengamos en cuenta que los animales que se comen hoy nacieron hace al menos dos años, y fueron engendrados hace tres.
La altísima proporción de hembras en la faena no es gratis, pues con ella se van posibles madres; fueron hembras el 50,1% de los animales faenados hasta octubre, el porcentaje más alto en 20 años.
La primera campaña de vacunación anti-aftosa del Senasa de este año (el modo más fiable de determinar cuántos animales hay en el país) dio que el stock rondaba los 53 millones de cabezas, contra los 61 millones que contabilizaba en 2006. Al parecer, la segunda campaña, que se está terminando, da ría peores resultados, pues computaría lo liquidado por la sequía.
Esta es una colaboración de Claudio Forlani de Fundación EGE