Caso Godoy Martorelli – La estrategia de la apelación permanente para garantizar la impunidad

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La investigación estuvo en manos del ex fiscal de Instrucción Luis Cerioni, quien elevó a juicio la causa. El abogado defensor pidió la probation y tras el paso por la Cámara del Crimen, el planteo llegó al Tribunal Superior de Justicia donde habría demorado más de 2 años en devolver las actuaciones. El cirujano acusado por la muerte de una mujer en una cirujía estética se negaba a aceptar la inhabilitación como médico y esto sumó los rechazos judiciales. La suma de apelaciones le dio el tiempo necesario para evitar el juicio. El TSJ envió la causa a mediados de noviembre y obligó a fijar fecha de juicio con urgencia. Godoy Martorelli no se presentó y su abogado dijo que aún esperan por un fallo de la Corte Suprema. Pese a la orden de detención no hay ningún dato de su paradero. Se viene la feria judicial y el 8 de marzo el caso prescribirá.

Fotomontaje: ¿Donde está Godoy Martorelli?

Por Pablo Callejón (pjcallejon@yahoo.com.ar) – Al cirujano plástico Jorge Godoy Martorelli el haber admitido su responsabilidad en la muerte de la paciente María Ofelia Lago no le significó el reproche judicial de la condena. Lo hizo como parte de su estrategia para evitar el banquillo de los acusados y canjear el deceso de la mujer por algunas horas de trabajo social. Es probable que ni siquiera haya pensado en someterse a la exigua pena. Su plan era cobijarse sobre el dictamen tiempo y la impericia judicial. Algunos años a escondidas y un par de meses en fuga. La maniobra fue burda y previsible. La Justicia dejó desnudar la torpeza en su peor expresión: la que podría garantizar sin ton ni son la impunidad.

El 20 de noviembre del 2004, Martorelli inició una cirugía estética en su clínica de calle Moreno 303. La paciente de 58 años fue anestesiada y nunca recuperó la conciencia. Falleció luego de varios paros cardíacos en el centro médico que no contaba con las condiciones adecuadas para actuar ante una emergencia.
El profesional fue imputado de homicidio culposo por el entonces fiscal de Instrucción José Luis Cerioni, aunque mantuvo la libertad debido a que el delito es excarcelable. La familia de Ofelia Lago inició una demanda civil y Cerioni elevó la causa a juicio.
Para evitar el proceso, la defensa del cirujano planteó un pedido de probation. La suspensión del juicio a prueba exige «una indemnización razonable para la víctima» y que se decida la inhabilitación para ejercer la profesión. Martorelli, que había dejado de operar en Río Cuarto, ofreció la insignificante suma de 2 mil pesos y se negó aceptar la segunda condición por lo que siguió practicando cirugías en una clínica de San Luis.
Ante el rechazo del juez de Control y la Cámara del Crimen el caso llegó al Tribunal Superior de Justicia. Godoy Martorelli había fijado domicilio en Río Cuarto como garantía de su libertad y debía cumplir una serie de requisitos que se disponen para los procesados a la espera el juicio. A los 63 años, una posible inhabilitación por 10 años hubiera significado el final en la ejecución de su profesión.
El máximo organismo judicial de Córdoba demoró una resolución del caso y ya nadie controló al imputado. El homicidio que tiene un tiempo de prescripción de 5 años -el máximo de la pena posible- se conducía sigilosamente hacia un final previsible. 
El 25 de julio de 2008 el Tribunal  presidido por la doctora Aída Tarditti, con asistencia de las vocales María Esther Cafure de Battistelli y María de las Mercedes Blanc de Arabel decidieron «rechazar el pedido de suspensión del juicio a prueba formulado por Jorge Martín Godoy Martorelli, debiendo proseguir la causa según su estado». Las actuaciones demoraron más de un año en volver a Río Cuarto. 
El abogado Horacio Cordeiro Pinto realizó una nueva presentación ante la Corte Suprema en otra instancia de dilación del proceso judicial. La Corte ratificó lo que todas las instancias previas habían dictaminado y en un último intento por acercar la causa a la prescripción, el letrado planteó un recurso de queja que el máximo organismo nacional aún no resolvió.

Con urgencia

El juez Carlos González Castellanos de la Cámara Segunda del Crimen receptó las actuaciones del TSJ en noviembre y con urgencia debieron fijar fecha para el inicio del juicio. En la primera audiencia Godoy Martorelli, como era esperable, no se presentó. Cordeiro Pinto justificó la ausencia en la falta de definición sobre la presentación ante la Corte pero no hubo un solo documento que certificara sus dichos.
El cirujano ya estaba fuera de la ciudad y su plan de evasión entraba en la etapa definitiva. González Castellanos pidió que fueran en busca del acusado y los funcionarios que fueron a la casa donde había fijado residencia se toparon con la sorpresiva expresión de los nuevos moradores: «él no vive aquí, esta alquilada».
El magistrado libró entonces una orden de detención que, al menos hasta ahora, no tuvo ningún avance sobre el paradero del médico fugado. Su abogado dice que hace 3 años perdió el contacto con él y si dijo ó no la verdad ya no importa. Godoy Martorelli cumplió el objetivo de eludir a una Justicia que poco hizo para evitar quedar al filo de la prescripción.
El 31 de diciembre comenzará la feria judicial y el 8 de marzo del próximo año habrá caducado la persecución penal mas allá de la conducta evasiva del imputado.
«Nadie debe burlarse de la Justicia» expresó el juez González Castellano más por necesidad que por convicción. Quedan algunas semanas para evitar que la muerte por negligencia de una mujer confronte con la táctica socarrona de un médico que no quiere pagar por sus aparentes culpas. El cirujano solo cuenta las horas.

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