Vueltos

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Allá a lo lejos y hace mucho tiempo, nuestras madres «nos explotaban» Debíamos hacer los mandados al almacén de la esquina. Con el tiempo fuimos aprendiendo el valor del dinero y lo que se podía hacer con él. Entonces, como eran épocas de estabilidad monetaria, los vueltos, se nos «pegaban» a los bolsillos. La justificación y excusa era que todos los servicios se pagan, de una u otra forma. ¡Qué placer ir nuevamente al almacén y poder comprar «fruta prohibida» como caramelos o chocolates! Era el momento que hacíamos «doblete» ya que el «gallego» nos había dado la yapa, de la cual no rendíamos cuenta.

Esa costumbre cayó en desuso con la aparición del anonimato de los supermercados. Los mandados los hacían los padres y en grandes volúmenes. Ya no se podía pedir «Medio kilo de yerba, de la buena» Es el paquete que ellos quieren o nada. El vuelto no existe ya que se paga justo. Es que las tarjetas bancarias son por el total y se acabó el efectivo. «Muerto el perro se acabó la rabia» Pero nos quedamos con esa costumbre.

Cuando grandes y trabajando, hemos sugerido a los empresarios de quedarse con los vueltos, lo aceptaron de inmediato. Entonces las tarjetas telefónicas se quedaron con millones de pesos ya que no se usaban hasta el final. La justicia fue, justa. «Devuelvan a quien reclamó, lo que le estafaron» ¿Y los otros miles? «Si no reclamaron, perdieron» Hoy se reclama que las telefónicas están cobrando el IVA dos veces y le están esquivando a la confrontación. Saben que están robando, y se esconden, tal cual los delincuentes.

Fue una mala enseñanza de quedarnos con los vueltos, aunque eran centavos. Estos también se «hacen» de lo mismo, pero en el volumen se quedan con millones.

 

Atentamente

Juan R Bell

92061605

Rio Cuarto
 

 

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