Argentina en el mundo

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Periódicamente a los países se los evalúa, compara y “rankea” en función de datos cuya construcción es muy complicada y siempre algo arbitraria (pues implica la medición y ponderación de variables que no son directamente observables). Y en función de estas calificaciones se toman decisiones de negocios y políticas que los afectan muy directamente.

Éstas construcciones, se conocen como “indicadores de calidad institucional” y son precisamente medidas cuantitativas de alguna dimensión de calidad institucional (nivel corrupción, estabilidad del mercado laboral, eficacia de políticas públicas, demora de resolución de casos judiciales, entre otros). Obtener una buena calificación de estos indicadores asegura al país una muy buena “carta de presentación mundial”, tanto para atraer inversiones extranjeras como para facilitarle la obtención de préstamos internacionales de ayuda para el desarrollo.
La mayoría de estos indicadores son de carácter general, es decir brindan información básica sobre la calidad institucional ó alguna de sus dimensiones, tales como el Índice de Percepción de Corrupción realizado por la Organización de Transparencia Internacional. Éste índice mide precisamente los niveles de percepción de corrupción en el sector público en un país determinado. Clasifica 180 países, que  se agrupan en 7 bloques según una escala que va de cero (percepción de muy corrupto) a diez (percepción de ausencia de corrupción). En este ranking, los países percibidos como menos corruptos, en 2008, fueron: Dinamarca, Nueva Zelanda y Suecia con una puntuación de 9.3.  El país percibido como más corrupto resultó Somalia con 1.0. Argentina, por  su parte, con 2.9, ocupa el segundo bloque de países percibidos como los más corruptos a nivel mundial.
Otro ejemplo, es el Indicador de Gobernabilidad realizado por el Banco Mundial.  El mismo, pondera distintos aspectos de gobernabilidad tales como: calidad regulatoria, respeto por reglas y leyes, control de la corrupción, estabilidad política y ausencia de violencia, participación pública y rendición de cuentas, y eficacia de medidas gubernamentales. Argentina califica a nivel “regular” en todas las categorías, salvo en participación pública y rendición de cuentas que obtiene la calificación “buena”. Siendo la escala del indicador: excelente, muy bueno, bueno, regular, malo, pésimo.
Otros indicadores como el de Integración Global, de tipo técnico contribuyen a identificar debilidades específicas y aportar soluciones concretas. Este indicador genera datos cuantitativos e información cualitativa sobre la salud de un país contra el marco de la corrupción.  Argentina obtuvo en 2008, una puntuación total de 70,  y  clasificó como un Estado débil lo que en la escala del indicador (Muy fuerte, Fuerte, Moderado, Débil y Muy Débil), significa que ocupa el segundo lugar como Estado de mayor debilidad mundial. Entre las argumentaciones que brindó el informe para justificar ese puntaje, se nombraron: interferencias cada vez mayores del Gobierno en los medios de comunicación, débiles instituciones superiores de control, descenso de la independencia política del poder judicial, entre otras.
Resumiendo es importante señalar, lo necesario que resulta analizar de manera exhaustiva la metodología y ponderaciones de cada índice, así como la definición puntual del concepto que se intenta medir para comprender los totales obtenidos en cada indicador. Sin embargo, no es novedad que Argentina ocupa malas posiciones en el rankings mundiales, justamente por ello, si se pretenden captar capitales extranjeros y mejorar la calidad de vida de la sociedad es tiempo de revertir la situación.

Esta es una publicación de Fundación EGE con la colaboración de Claudina Vassallo, miembro de Fundación EGE.

 

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