Por Lic. Luis Monsó – Psicólogo MP 057, Especialista en Psicoterapia ME 352.
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Con el correr del tiempo las personas van generando una acumulación de experiencias positivas, pero también otras que son negativas, que al ir quedando mal elaboradas generan temores, frustraciones, odios, rencores, conflictos, complejos… ya sea por experiencias propias o por experiencias ajenas. Además, progresivamente se va adquiriendo una mayor conciencia y comprensión de los riesgos de la vida en todos los sentidos: en la salud (enfermedades, accidentes, muerte); legales (posibles demandas, juicios); económicos (perder el trabajo, fundirse) lo que lleva a muchas personas a hacerse cada vez mas precavidas y temerosas. Además cuantas más cosas tenemos, más pensamos en la posibilidad de perderlas y eso aumenta aun más nuestros temores.
De esta forma, hoy en día podemos observar que la ciencia puede retardar algunos signos del envejecimiento físico y aunque pudiera crear la reproducción celular para mantenernos jóvenes por mucho mas tiempo, nuestra mente seguirá envejeciendo pues el hombre no encuentra un modo eficiente para que se capitalicen las experiencias positivas y al mismo tiempo se elaboren las negativas para ir creciendo y siendo cada vez mas tranquilos, amplios y sabios en el modo de enfrentar la vida.
La manera que la ciencia actual combate esas situaciones es en la mayoría de los casos a través de psicofármacos como tranquilizantes, antidepresivos y somníferos. Los mismos, al igual que las drogas o el alcohol, solo se encargan superficialmente del síntoma, mientras que el problema sigue creciendo en el fondo de la mente. Tomemos un ejemplo: si alguien no puede dormir es porque quizás este angustiado por insatisfacción en su vida y al dormir químicamente solo logra evadirse pero cuanto mas tiempo pase mas insatisfecho estará con su propia existencia.
Un niño puede vivir sin temores hasta que un día tiene un trauma porque entran a robarle a la casa y de allí queda temeroso para el resto de su vida. Un adolescente cree ciegamente en el amor y se entrega incondicionalmente a vivir el romance creyendo que es eterno hasta que su pareja lo engaña y allí deja de creer en el amor… Y es así como las experiencias negativas se van acumulando y perturban al individuo por muchos años o por el resto de su vida.
De esta manera, se van acumulando experiencias negativas que llevan a la mente a bloquearse y neurotizarse, intoxicada con ideas negativas altamente perturbadoras que bloquean la espontaneidad y la creatividad y nos va envejeciendo mentalmente transformándonos en temerosos, acomplejados y esquematizados, resentidos contra la juventud, el modernismo y la vida misma.
En cambio, si se van elaborando los conflictos y organizando adecuadamente la vida, nos vamos haciendo más abiertos, comprensivos y sabios, lo que repercute en una mejor calidad de vida.
Concluyendo, podríamos decir que la juventud tiene que ver con la edad y también tiene que ver con un estado de ánimo: Si mantines en tu mente ideas positivas, constructivas, evolutivas, de bien estar, esperanza, alegría, dadivosidad, grandeza, valor y poder, conservaras la juventud por muchos años mas que si haces lo contrario.
Es muy recomendable poder llevar una vida sana en todos los niveles, como por ejemplo en la alimentación, mantener buenas posturas, hacer actividad física, consumir cosas sanas, evitando todo aquello que pueda perturbar la salud, mantener una acritud mental positiva, tener una buena relación amorosa y mantener un constructivo vinculo con los amigos como un modo de reciclar las experiencias logrando tener otros puntos de vista. Si fuera necesario recurrir a la psicoterapia y a las técnicas de desenvolvimiento personal. Todo esto con la finalidad de ser cada vez mas comprensivos de nosotros mismos, del mundo que nos rodea y así lograr mayor tranquilidad, felicidad, expansión vital y así ser jóvenes por mas tiempo.