Los frutos de la tierra

0
Compartir

Lucía Maina – Comunicadora Social

mail: luciamainaeci@yahoo.com.ar

Agosto, el mes de la pachamama, es para muchos un momento de agradecimiento a la tierra, una celebración que nos permite reencontrarnos con una de las principales fuentes de la vida humana: los alimentos. La cotidianeidad de nuestros tiempos muchas veces deja en el olvido la importancia de los alimentos naturales en el cuidado de nuestro cuerpo. Así, en una búsqueda por revalorizar la producción orgánica y regional, el pasado fin de semana personas de distintos lugares del país viajaron a la localidad de San Javier a compartir el 1° Encuentro de Intercambio de Semillas del Valle de Traslasierra.

 

Con la convicción de que es necesario recurrir a la alimentación que la naturaleza nos brinda, alrededor de 300 personas viajaron al Valle de Traslasierra con sus semillas y cultivos a cuestas. Luego de realizar una ofrenda a la Pachamama, puestos llenos de color fueron intercambiando una diversidad de productos; desde arrope de algarrobo hasta semillas de amaranto, desde nogales hasta hierbas aromáticas. El encuentro, organizado por las Ferias de Alimentos Naturales del Valle de Traslasierra, fue alegrando a cada uno de los presentes; los pequeños productores llegaron con sus bolsos y canastas llenos de frutos y semillas obtenidos de sus propias huertas y se fueron cargando nuevos productos que ampliarán la diversidad de sus cosechas. No sólo las legumbres pasaron de mano en mano, sino también los conocimientos que cada uno traía desde sus lugares. Las consultas de cómo y cuándo plantar se entremezclaron con los comentarios acerca de los usos comestibles y medicinales de cada vegetal.

Los participantes también estuvieron marcados por la pluralidad; la presencia de familias campesinas, estudiantes, habitantes de la ciudad, organizaciones no gubernamentales e instituciones públicas hizo más rico aún el intercambio. Todos ellos comparten el impulso de generar sus propios alimentos, intentando recurrir lo menos posible a un proceso de producción alimentaria que utiliza semillas transgénicas y agroquímicos, descuidando la salud de sus consumidores.

La producción y el consumo de alimentos naturales tiene innumerables beneficios para la salud humana. A la mejor calidad que poseen por su contenido en vitaminas, minerales, hidratos de carbono y proteínas, se suma el respeto por el auténtico aroma, color y sabor de cada alimento. Además, al no utilizar químicos para su producción, se evita la exposición a enfermedades que diversos estudios asocian a algunos pesticidas, como el cáncer, las alergias y el asma.

En este marco, la jornada contó con una charla sobre Agricultura, Salud y Enfermedad, brindada por el médico José Luis Martínez. “La salud y la enfermedad son una unidad, una no puede desarrollarse sin la otra. El problema existe cuando la salud no tiene la capacidad de responder al desarrollo de una enfermedad; eso es lo que está pasando con la producción de alimentos”, afirmó el disertante haciendo alusión a la gran cantidad de repercusiones que ocasiona la presencia de agroquímicos en los productos que comemos diariamente. Frente a esta situación, Martínez sostuvo la necesidad de construir una forma distinta de producir nuestros alimentos, teniendo en cuenta dos principios fisiológicos claves: “haz de tu alimento tu medicina, seremos lo que comemos, y otro concepto muy importante que es lo regional”. En este sentido, el médico agregó: “Fisiológicamente, sabemos que si comemos los alimentos que se desarrollan donde nosotros vivimos, nos complementan constantemente”. En relación a este aspecto, en la charla se destacó la necesidad de que los campesinos de la zona tengan la capacidad y autorización de vender sus productos regionales.

Según se manifestó en las diversas instancias del encuentro, la importancia de este intercambio también radica en la necesidad de generar semillas propias, lo cual las vuelve accesibles a todos y permite evitar la compra de semillas genéticamente modificadas. A ello se suma la posibilidad de recuperar diversas especies de alto valor nutritivo y cultural que se fueron perdiendo a lo largo de los años.

El fortalecimiento de la producción orgánica es un paso hacia el horizonte de una alimentación más saludable. Pero también hacia un reencuentro con la naturaleza, ya que este tipo de agricultura respeta el equilibrio y la armonía del medio ambiente, contribuyendo a la preservación del ecosistema. Su desarrollo no genera contaminación en el agua potable, conserva y mejora la fertilidad del suelo y preserva la biodiversidad. Se trata de un camino de respeto y agradecimiento frente a todo lo que la tierra nos brinda diariamente.

Commentarios

commentarios

Compartir