Por Ingrid Waisman, Médica Pediatra MP 6508 MEsp 2749.
La gripe H1N1, que por suerte nos está abandonando, ha dejado su secuela de enfermos, algunos muertos, y una sensación generalizada de temor ante lo desconocido.
Quedan muchas dudas en cuanto al comportamiento del virus, y muchos nos preguntamos si estuvo justificada la alarma que se generó en la población, desde las autoridades sanitarias internacionales, pasando por algunos “opinólogos” nacionales y a través de los medios de comunicación, informando acerca de efectos supuestamente devastadores de la pandemia.
Uno de los puntos oscuros, que seguramente estudios posteriores irán clarificando, se refiere al uso de medicación antiviral.
Un estudio realizado en Inglaterra durante la pandemia de gripe describe el cumplimiento del tratamiento y los efectos adversos de la administración profiláctica de oseltamivir niños de escuelas primarias y secundarias de Londres, llevado a cabo mediante una encuesta anónima.
En ese momento se indicaba el Oseltamivir (Tamiflu) para prevenir la diseminación de la enfermedad, de modo que a muchos niños que no estaban enfermos, se les recetó esta droga, justamente para evitar que se enfermaran y que la nueva gripe se siguiera transmitiendo.
En ese estudio, muchos padres hicieron su propia evaluación de riesgos: varios fueron escépticos y no cumplieron las indicaciones médicas, especialmente en aquellos niños que no estaban enfermos y a los que el médico les indicó el medicamento para evitar la propagación de la enfermedad.
Los padres pusieron en tela de juicio las bases científicas del asesoramiento médico. También plantearon la posibilidad de que se puede hacer más daño que bien, con relación al «riesgo» de oseltamivir en comparación con el «riesgo» de la gripe A (H1N1). También opinaron que era necesario disponer de más información sobre los posibles efectos secundarios con el fin de permitir a los padres tomar decisiones informadas.
Por otra parte, se encontraron efectos adversos de la medicación en niños y adolescentes: la mitad de los pacientes sufrieron, náuseas, dolor de estómago, y diarrea. En menor medida, pero también en una cantidad significativa, refieren efectos neurológicos y hasta psiquiátricos: insomnio, dificultad para concentrarse, confusión, pesadillas.
Estos efectos adversos duraron poco tiempo, y cedieron al suspender la medicación. De cualquier manera, en los niños con síntomas de gripe, aparentemente el oseltamivir acorta en alguna medida la duración de la enfermedad.
Aparentemente, el sentido común o la intuición de los padres resultaron correctos, y ya se está dejando de lado el uso generalizado del oseltamivir.
Uno de los grupos importantes que se considera de riesgo para la gripe A H1N1 son las embarazadas. Ellas deben evitar los sitios donde hay riesgo de contagio, y ellas sí deben medicarse con oseltamivir en caso de tener contacto con personas enfermas, o en caso de presentar síntomas gripales ellas mismas.
Para saber más: https://www.eurosurveillance.org:80/ViewArticle.aspx?ArticleId=19287