Sexo y crisis

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Las últimas mediciones muestran que las relaciones sexuales promedio entre adultos argentinos son de una a dos por semana. Pero la falta de ganas, producto de varios factores, reduce la actividad sexual de cero a una cada siete días.

«La crisis lo que hace es acentuar la fragilidad innata que tiene la sexualidad humana, que es altamente vulnerable a la inestabilidad, ya sea del hogar, personal o económica. Pero cuando la crisis no es individual, sino comunitaria, la sexualidad se torna mucho más complicada», señala el doctor Juan Carlos Kusnetzoff, director del programa de Sexología del Hospital de Clínicas.

Para Kusnetzoff, la problemática en los hombres es más compleja. «Por su rol de proveedores, el agobio económico les produce una pérdida parcial o total de su capacidad eréctil y en otros casos se desata la eyaculación precoz -dice-. Lo que se debe atender es que, aunque la crisis luego desaparezca, si el problema no se trató clínicamente, tiende a perpetuarse.»

El doctor Adrián Sapetti, presidente de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana, explica que la presencia reiterada de factores estresantes aumenta en el cuerpo la producción de las hormonas cortisol y prolactina, depresoras de la función sexual. Y cuando esto se da en combinación con la reducción de las hormonas sexuales, como la testosterona y la DHEA, aparece lo que clínicamente se conoce como deseo sexual hipoactivo (falta de deseo).

«Pero, a su vez, aparecen también otras disfunciones muy comunes, como las eréctiles, y la anorgasmia en mujeres. Estos cuadros son, en ese orden, los motivos más frecuentes de las consultas», señala.

León Gindín, titular de la cátedra de Sexualidad y Salud de la Universidad Abierta Interamericana, afirma que las consultas por la ausencia del deseo reaparecen cíclicamente desde la Guerra de Malvinas. Pero, desde el «corralito», se multiplican en las clases media y alta.

Las principales recomendaciones de los especialistas:

– Adoptar técnicas de relajación: actúan como los más eficaces ansiolíticos. Pueden ser masajes, baños de inmersión, hidroterapia o ejercicios de yoga o elongación.

– Realizar actividad física: del tipo aeróbica o anaeróbica y disponer de un tiempo «sagrado» para esta actividad.

– Desayunar bien, sin café: adoptar una dieta variada ( cereales integrales, pescados, frutos de mar, semillas, legumbres, fibras y vegetales y frutas crudas). Evitar grasas saturadas y comer poca carne.

– Evitar el alcohol y no fumar.

– Tomar al menos dos litros de agua por día.

– Restringir los antidepresivos y ansiolíticos.

– Crear un clima de erotismo y disfrutar los «rituales sexuales».

– Leer buenos libros, escuchar música, mantener actividades placenteras y respetar los tiempos de ocio como algo sagrado.

– Realizarse controles médicos: es importante que sean periódicos.

Parece que la problemática llega a todos los rincones del planeta, en Hamburgo aparecen «promociones de una hora por un euro».

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