Muy madura la sociedad Argentina. Esa es la primera conclusión de las elecciones. Cuando la crisis del campo amenazaba la institucionalidad los argentinos salieron y obligaron a mandar al Congreso el proyecto que los movilizaba. Cuando percibió que el destino del país caída en una franja de riesgo donde una persona decidía los empates esperó pacientemente las elecciones.
Aceptó las iniciativas presidenciales. El argumento de la crisis mundial para el adelantamiento de las elecciones. Luego la idea de los candidatos testimoniales. Aprendió a no dejarse amedrentar. En las encuestas mostraba la sociedad ambivalencia y ambigüedad. Sin embargo a la hora de votar fue filosa y contundente. Cortó boletas. Enterró a Nestor Kirchner. Dejó al peronismo con los peores resultados desde 1983. Reconstruyó al radicalismo. Premió al Vicepresidente despechado. Puso como precandidato a Reutermann. Le dio la espalda a Schiaretti. Lo acotó y le puso incertidumbre al futuro de Luis Juez. La sociedad Civil dejó en claro que nadie tiene nada asegurado. El antecedente relevante parece haber sido la crisis del campo. Ganaron todos los que lo defendían, perdieron quienes lo atacaban y quienes como en Córdoba fueron inicialmente ambivalentes quedaron sin pena ni gloria. Claramente lo que ocurrió recuerda el libro las Bases de Alberdi, ante los desencuentros institucionales, le dijo no a la monarquía y si a la república posible como forma de organización.
Esa es la segunda conclusión. No tendrá Argentina la República perfecta pero ha colocado en el Congreso muchos hombres de gran valía. Apuesta a la inteligencia institucional. Al diálogo. A la existencia de visiones contrarias y racionales aunque a veces mutuamente incompatibles. Exige a sus representantes que no haya traiciones ni ambigüedades. Que se encuentren los caminos al consenso entrecruzado. Nos pone a John Rawls en las narices. Al lado de un representante empresario como Macri pone un control de los recursos nacionales y medioambientales como Pino Solanas. Ahora los mejores hombres y valores discutirán entre sí.. Sacó la elección de los caminos de la cama matrimonial y los puso en la mesa de muchos representantes nacionales.
La tercera conclusión es que la sociedad está muy por encima de quien la conduce. A Nestor Kirchner lo saca de la política porque no es un estadista. Perdió hasta en Santa Cruz. Lo puso en la triste posición de tener que anunciar que para profundizar la Gobernabilidad los candidatos testimoniales no van a asumir. No sólo la sociedad lo desmerece políticamente sino que lo hace digerir su propia mentira y arrastra a Scioli junto a él dada su obsecuencia, oportunismo político y pragmatismo ciego. Si la sociedad está muy por encima de quien la conduce, eso es especialmente cierto frente a la propia Presidenta. Una mujer que pretende interpretar la elección en base a la extensión de la representatividad de las cifras. No comprende el significado de los hechos. Parece una cuantitativista vulgar y pobre antes que una estadista política que conduce un país. Luego de ver su actitud ante los resultados de la elección uno no puede menos que darle la razón a Marcos Aguinis , la Presidenta parece en realidad una “maestra Ciruela”.
El futuro no será fácil. El poder está dividido y fragmentado. Hay siempre un riesgo de inestabilidad institucional. Eso solo se supera con dialogo y madurez. Como la que mostró la sociedad civil toda. Ahora debe funcionar esa relación entre la sociedad mandante y los mandatarios que deben estar a la altura de sus deberes. Se tensa el potencial de la República Representativa y Federal. Se abre el camino de aspirar a una Republica posible pero mejor. Es una oportunidad para los acuerdos de largo plazo. Si ello no ocurre, los riesgos serán tan altos como las oportunidades que ahora se abren. Ojalá esta nueva etapa conduzca a buen puerto. Lo que da tranquilidad es el comportamiento de la propia sociedad que ajustará las cuentas si los políticos electos le vuelven a dar la espalda…
Dr Roberto Tafani