La forma y el fondo – La Biblia y el Calefón

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Rocco Colazo sigue caminando las calles del pueblo más al sur de la Provincia aunque la gente ya no lo mira como antes. Lo que ayer fue desprecio hoy es indiferencia. Si antes pedían que se fuera ahora solo esperan que nunca regrese a la Justicia. Sin embargo, hubo lugar para un último papelón.

Por Pablo Callejón (pjcallejon@yahoo.com.ar ) Juan Manuel Rocco Colazo es definido como un tipo excéntrico, mediático y polémico. Aunque lo consideran, sobre todo, un ex intocable. El funcionario destituido por «armar causas» y otras irregularidades incompatibles con su función pudo dar otro mal paso, incluso cuando ya no entra en los zapatos de fiscal.
Rocco Colazo sigue caminando las calles del pueblo más al sur de la Provincia pese a que la gente ya no lo mira como antes. Lo que ayer fue desprecio hoy es indiferencia. Si antes pedían que se fuera ahora solo esperan que nunca regrese a la Justicia.
Las andanzas del fiscal tienen ribetes de novela y varios años de leyenda pueblerina. En 1999, fue denunciado por abandono de persona y la víctima fue su propia madre. En enero del 2007 tres mil vecinos firmaron para pedir su renuncia por su investigación en el ataque sexual a una criatura de 14 años que fue violada y violentamente agredida con golpes de piedra sobre el cráneo.Uno de los acusados tenía 26 causas y se encontraba libre. La bronca volvió a repetirse cuando la comunidad del IPEM 274 marchó en rechazo de un recurso de amparo para que el hijo de Rocco Colazo pudiera cursar 5º año pese a que tenía tres materias previas de 4º año.
El amo y señor de la fiscalía huinquense era un personaje antipático que la Justicia, tantas veces corporativa, evitaba juzgar. Cuando lo sentaron finalmente en el banquillo de los acusados se convirtió en una triste secuela de si mismo. Rocco Colazo había sido cuestionado por el Fiscal General de la Provincia Darío Vezzaro por demoras, arbitrariedad y desidia en el manejo de 3 causas. El final era previsible y solo le quedó resto para sacudir la alfombra y dejar que la basura que antes escondía saliera por los aires, con denuncias que antes curiosamente callaba.
En los Tribunales de Río cuarto aún no cede la conmoción por el último papelón del fiscal. El juicio anulado por los increíbles errores en la investigación del brutal asalto a una pareja de ancianos, que terminó con el crimen de un octogenario, se convirtió en un nocivo antecedente. Uno más. Pero Rocco Colazo no fue el único blanco de las críticas.
Dicen, quienes lo conocen en los pasillos tribunalicios, que nunca se lo vio tan abatido al fiscal de Cámara Alejandro Cabrera. El funcionario pidió disculpas por no haber advertido los errores y dijo que era uno de sus momentos más tristes de su vida judicial. Horas antes de admitir que todo estaba mal procesado había pedido condenas de 16 y 18 años para los imputados. Nadie puede afirmar hoy que los acusados sean inocentes. El problema fue de forma y no de fondo. La Justicia sigue en deuda. Y Rocco Colazo parece que se va pero siempre vuelve.

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