La dolarización de las carteras no cesa

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Aunque existen mejores alternativas que refugiarse en el dólar; en los últimos tiempos los argentinos han demostrado que siguen eligiendo el billete norteamericano como refugio en momentos de incertidumbre. Esta situación no es nueva, viene registrándose desde hace varios meses, específicamente desde que estalló el conflicto con el campo, que fue el detonante de la escalada de la dolarización. Pero lo que sí es nuevo y preocupa, es la magnitud de esta dolarización de carteas, que en marzo por ejemplo, alcanzó los 2.500 millones de dólares. Según muestran las estadísticas del Banco Central de la República Argentina (BCRA),  en lo que va del año los depósitos en dólares crecieron 1.000 millones de dólares, prácticamente lo mismo que el incremento de todo el 2008 (1.202 millones de dólares).
Inevitablemente, tal situación agudiza la  falta de liquidez del sistema financiero, y en consecuencia genera retracciones en el consumo, la recaudación impositiva y el nivel de actividad.

Por mucho tiempo, la fuente exclusiva de liquidez de la economía fueron los pesos que inyectaba el BCRA por comprar dólares del superávit comercial en el mercado cambiario. Con su intervención cubría la falta de ingreso de capitales, la nula inversión extranjera y la imposibilidad de nuevas emisiones de bonos en el mercado de capitales. Pero para que el BCRA compre dólares e inyecte buena cantidad de pesos en la economía, el superávit comercial no es el único elemento a tener en cuenta, además tiene que verificarse que la dolarización de portafolios no absorba el superávit y entonces queden pocos dólares en el mercado para el Banco Central. Esto implica que, con una dolarización de portafolios estacionada en un nivel elevado, el Banco Central sólo puede comprar pocos dólares y en consecuencia emite pocos pesos. Lo que hace que la economía tenga menor liquidez, menos crédito y se resienta el consumo y la inversión. En efecto, las cuentas fiscales se ven comprometidas, ya que la menor actividad afecta la recaudación de impuestos, incluyendo el “impuesto inflacionario”.
Proyectando a futuro, en los próximos meses, es seguro que la dolarización de portafolios (ó fuga de capitales) continúe en aumento, sobre todo en los períodos inmediatos anteriores y posteriores a la fecha electoral.
Con este escenario, resulta esencial que el Gobierno destine esfuerzos a la reconstrucción de la credibilidad, mediante la transparencia informativa, la congruencia entre los anuncios y la práctica concreta, la viabilidad y consistencia interna de las políticas económicas anunciadas, y la designación de equipo técnico idóneo para aplicarlas. Mientras no se orienten acciones concretas en esta dirección, la incertidumbre política seguirá generando miedos “por lo que puede venir” y aumentando el grado de pesimismo de los argentinos con respecto a la economía. En este caso, la dolarización de portafolios seguirá profundizándose como resultado del cóctel en el que se mezclan la crisis internacional, la desaceleración de la economía local y el adelantamiento de las elecciones.

Esta es una publicación de Fundación EGE con la colaboración de Claudina Vassallo – Miembro de Fundación EGE, info@fundacionege.org

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