Farandulización de la infancia

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Dra Ingrid Waisman – Médica Pediatra – MP6508 MEsp2749.

Como pediatra entiendo que nuestro rol es bastante más amplio que el de atender niños enfermos.
Creo que al elegir esta rama de la Medicina, nos comprometemos con los niños en muchos aspectos: recuperar su salud cuando la pierden, promover y vigilar su crecimiento y desarrollo, acompañando a su familia en este proceso y, fundamentalmente, defender sus derechos.
Derecho a tener su identidad, a recibir alimentación y abrigo, derecho a la salud y a la educación; derecho a tener tiempo para jugar.

Pero por sobre todas las cosas, derecho a la niñez. A ser tratado como un niño y no como un adulto en miniatura. Derecho a no ser expuesto a situaciones que por su edad no puede manejar. Derecho a no ser explotado por el marketing con la complicidad conciente o inconciente de su familia o de quienes deben velar por él o por ella.
Por supuesto, estoy haciendo referencia a un programa con mucho rating de la televisión, Bailando kids, que conduce Marcelo Tinelli.

Los niños son impulsados a bailar en forma sexy o participando de un juego erótico absolutamente precoz. No bailan como chicos, sino que se los prepara para un baile en donde lo que se juzga es la conexión con la pareja o las miradas entre ellos; de ninguna manera van solamente a jugar y a bailar.

Por otra parte, la exposición que sufren es brutal. En lo personal me sentí muy angustiada con los chicos que “perdían”, aunque el conductor del programa les aclaraba que no quedaban eliminados del programa. Para ellos es una situación terriblemente traumática, y que se vio claramente en la pantalla.
Estos aspectos afectan igualmente a los niños espectadores: se les muestra un manejo de la sexualidad absolutamente inadecuado, y que probablemente tomen como modelo en sus propias vidas. Se les enseña el arte de la seducción con sentido erótico, se fomentan vestidos y maquillaje incompatibles con su edad. Esto puede tener consecuencias impensadas y riesgosas para los niños, especialmente en relación con adultos inescrupulosos o patológicos.

De ninguna manera quiero hacer una exposición “moral” sobre el comportamiento de vedettes, bailarinas y bailarines: si de adultos se tratara, se supone que las personas mayores tiene elementos para discernir entre lo bueno y lo malo, lo apropiado o inapropiado, y hasta dónde están dispuestos a exponerse.
Por otra parte, se está arrojando a los miles de chicos que se presentan al casting a una actividad de dudosa calidad en su formación. No se impulsa a los chicos hacia el deporte, la música, la danza o la actuación con contenidos serios, de calidad, y pautas adecuadas a su edad. Lo que se hace es, ni más ni menos, quitarles su infancia y farandulizar sus vidas.

Los adultos somos responsables de los chicos: como padres, como abuelos, como maestros, como médicos, como ciudadanos. Deberíamos saber marcar caminos por los cuales los chicos puedan transitar con seguridad hasta que se conviertan en adultos, a su debido tiempo y cumpliendo las etapas fisiológicas y psicológicas que conlleva el crecimiento.
Los padres de los chicos que participan, por supuesto, son cómplices en esto. Es triste pensarlo, pero están sometiendo a sus propios hijos a formas de abuso y de trabajo infantil completamente inadecuados, y principalmente lo hacen por razones económicas. Probablemente la mayoría cree que si el nene o la nena son elegidos, se “salvan”, los chicos y su familia, para toda la vida.

Probablemente estas críticas, que comparten muchas personas que tienen que ver con los niños, harán poca mella en un formidable aparato publicitario, que mueve millones de pesos, y en una manera de hacer televisión que a mi criterio está totalmente reñida con una auténtica cultura y una educación adecuada para los niños. De todos modos, quisiera pensar que pueden servir para que alguien, un papá o una mamá, reflexione con mirada crítica sobre la importancia de proteger la infancia de sus hijos.

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