La ciudad de Río Cuarto con su asiento en el cruce de las rutas nacionales 8, 158, 35 y 36 posee una ubicación envidiable, siendo un punto neurálgico en el centro de la República Argentina. Así tenemos que gran parte del tránsito turístico y de cargas, desde el norte al sur del país y viceversa, al igual que el transporte de cargas que une la región Metropolitana de Chile (donde se asienta la capital del vecino país) y Brasil (en particular el área de San Pablo), la tiene como paso obligado. Esto no es poca cosa, ya que se estima que son alrededor de 40.000 los camiones que hacen ese recorrido y bordean a Río Cuarto todos los meses. Pero tan importante como esa cantidad de vehículos es recordar que son las regiones de Chile y Brasil las que conecta.
Los beneficios derivados de la cercanía con Chile (900 kms) son, por un lado tener una vía directa de acceso al mercado del vecino país y en particular a su zona de más alta densidad poblacional ya que, sobre aproximadamente 16 millones de habitantes, 6 millones se asientan en el área de su capital, Santiago. Pero aún más importante es la salida o puerta de entrada a la región del Pacífico, o sea la parte de mayor dinamismo económico del mundo.
Para darnos una idea de lo que significa en términos de oportunidades de mercado, Chile es un país deficitario en algunos rubros como harinas, lácteos, alimentos balanceados y carne bovina; así es que en cuanto sale a adquirir esos productos al interior de nuestro país, el primer lugar o zona en donde puede abastecerse de ellos, en cantidad y calidad, es el sur de la provincia de Córdoba. Al respecto, valga como triste ejemplo de nuestra falta de visión exportadora lo ocurrido en el 2008, en pleno conflicto agro-gobierno, cuando solían pasar al lado de los piquetes camiones térmicos con carne paraguaya y brasilera para el mercado chileno.
Tan importante como lo anterior es la zona de libre comercio existente entre el MERCOSUR y Chile que, junto con los acuerdos firmados por nuestro vecino país con más de 50 países, se visualiza como una autopista directa para que productos argentinos con un alto valor agregado satisfagan la demanda de 3500 millones de potenciales consumidores. Lo interesante es que como ellos no tienen una diversificación y capacidad productiva para atender a todos esos mercados, necesitan abastecerse de insumos en los países vecinos, entonces esto significa que para Chile la provisión de productos argentinos se transforma en una cuestión estratégica. Al respecto, se estiman en por lo menos 794 los productos argentinos que podrían terminar su producción en Chile, obteniendo finalmente una combinación entre la calidad argentina y las buenas prácticas en comercio exterior del país vecino.
En cuanto a Brasil, nos referimos a un país con un mercado de casi 190 millones de habitantes (el quinto país mas poblado del mundo) donde, si bien existen grandes bolsones de pobreza en virtud de el crecimiento alcanzado luego de décadas de políticas sostenidas a largo plazo, hoy la mitad de su población ya exhibe patrones de consumo de clase media, lo cual significa una oportunidad para fomentar la oferta exportable de nuestro país y región, pero principalmente el potencial de nuestra ciudad, aprovechando así, su ubicación estratégica envidiale.
Esta es una publicación de Fundación EGE con la colaboración de Ariel Palmero, miembro de Fundación EGE- info@fundacionege.org