Crisis financiera y salud

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Hace dos meses el 19 de Enero se reunió en Ginebra la Organización Mundial de la salud para hacer un informe sobre la crisis financiera y la salud global. Sus conclusiones fueron que todos los países serán afectados por la crisis pero algunos más que otros, que hay que ser solidarios en tiempos de crisis, tener compromiso y mantener las promesas. Que hay mucho para hacer para mitigar el impacto de la crisis financiera, desde proteger el gasto en salud hasta coordinar las políticas.

Hacer el gasto en salud más efectivo y eficiente, que los países colaboren entre sí. Que haya un mejor monitoreo, análisis e investigación.  La recomendación fue que el liderazgo en salud defienda la salud en tiempo de crisis, que haya planificación contingente basada en buena información, que el gasto sea contra cíclico y a favor del pobre, que se enfatice la atención primaria , la universalidad de la cobertura, enfoques multisectoriales, que se utilicen también todos los recursos del sector privado, voluntario y no oficial, que las agencias internacionales no sobrepongan sus esfuerzos, que creen sinergias operativas,y  que no se descuiden intervenciones sobre la nutrición y el saneamiento entre otras. Todo ello para no perder el progreso realizado.
El informe recuerda otros catálogos de buenas intenciones que se hicieron en la década de los 80s.  Nos retrotrae a aquello que sostiene Bárbara Starfield que los sistemas de salud tienen dos objetivos centrales mejorar la salud y disminuir la desigualdad.  Cuando un piensa en esta segunda misión resulta imposible no sentir desesperanza. Saber que este es un mundo donde 260 personas tienen el ingreso equivalente a 2.500.000.000 o un 45 % de la población mundial o que para alcanzar el nivel de vida de una Americano medio que necesita 4,7 ha de tierra para mantenerlo la población mundial requeriría como dice  S. Bauman no uno sino tres planetas tierra, genera dudas sobre el probable éxito del sector salud en traer igualdad. Este es un mundo donde las vacas europeas que reciben subsidios a la agricultura por  millones de dólares están mucho mejor que la mitad de la población mundial.  Este es un planeta que en prosperidad mantuvo enormes desiguladades y exclusiones. Ahora viene la crisis. Entonces aparecen las recomendaciones.
La atención primaria por caso es un enfoque que orienta el redespliegue de los recursos globales en el sector salud. Uno mira el país y se desalienta. En Argentina muchos indicadores han estado estancados o aún han retrocedido en los años de prosperidad económica. Desde la mortalidad por infecciosas al recrudecimiento de la sífilis congénita o la leptospirósis para dar apenas algun ejemplo.  Es aquello que enseña la economía de la salud que las variaciones de la riqueza nacional no se asocian necesariamente a mejoras uniformes en salud.  Que aumentar los gastos en servicios no necesariamente se traduce en mejores indicadores poblacionales. Ahora que la prosperidad pasó viene la crisis. Se sabe que aumentará la mortalidad, que habra menos empleo y recursos para las obras sociales, que los costos de medicamentos y aparatos crecerán, que de nuevo quedarán rezagados los ingresos del saber clínico, que el capital humano perderá frente al capital en medicamentos y aparatos vinculados al crecimiento del dólar. Las recomendaciones suenan como un poema romántico frente a las puertas de una realidad que golpea demasiado como para creer en promesas que en el pasado resultaron vacías.
 
Dr.Roberto Tafani

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