Fue víctima de violencia familiar y ahora debe luchar para recuperar la tenencia de su hijo

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Video: Observe la nota con María de los Angeles Ontivero

Tras denunciar a su esposo por golpizas, se separó y decidió vivir con su hijo Uriel en Río Gallegos. El padre y el hermano mayor fueron a buscarlo al menor y regresaron con él, sin la autorización de su madre. Hubo una denuncia en el sur del país y la mujer inició un largo peregrinar judicial para recuperar a Uriel. Finalmente, el juez riocuartense José Peralta decidió que el pequeño quede bajo la guarda de su padre al considerar que «el propio niño destaca que le gustaría vivir con su madre y su hermano pero también dice que en Río Gallegos hace frío y no tiene amigos».

El propio Juez reconoce:
* «El traslado del menor se hizo sin autorización de la madre».
* «Los hijos han presenciado violencia física y psicológica».
* «La docente destaca el vínculo con la madre y la manera en que Uriel le manifestaba cariño»
* «No existe ningún elemento objetivo demostrado que descalifique a la madre para ejercer la tenencia»

Participe del foro: Cree que la Justicia actúa con eficiencia en los casos de violencia familiar y disputa de tenencias? ¿Serán los Juzgados de Familia una solución?

Por Pablo Callejón (pjcallejón@yahoo.com.ar) – María de los Angeles Ontivero padeció durante 8 años un infierno de palizas y amenazas psicológicas en su hogar de General Deheza. Decidió terminar con la tormentosa relación que la unía con su esposo, el padre de sus dos hijos, y tras separarse viajó a Río Gallegos con Uriel, de solo 7 años, para iniciar junto a su madre una nueva vida.
Todo había comenzado bien. Consiguió trabajo, empezó a estudiar y Uriel se incorporó a la escuela, acompañado por una asistencia psicológica para superar el trauma de una niñez violenta.
«Me fui a Río Gallegos, donde vive mi madre, tras 8 años de violencia familiar. Había causas con sentencia firme por lesiones y mis hijos vivían toda esa violencia. En el sur comencé una vida normal», recordó.
Según relató María de los Angeles, en abril del año pasado el padre del pequeño y su hermano mayor fueron a visitarlo a la ciudad sureña con el aval de su madre. El progenitor regresó a General Deheza pero el hermano de Uriel se quedó en Río Gallegos y luego partió en avión hacia nuestra provincia con la criatura. 
La madre hizo una denuncia en la policía de la capital santacruceña y se inició una infructuosa búsqueda por tierra. Al comprobar que Uriel ya estaba en General Deheza la mujer inició un largo peregrinar judicial para recuperarlo.
Sin recursos económicos apeló a la ayuda del asesor letrado Juan José Bossio e inició una demanda en el Juzgado Civil del juez José Peralta.
En una sorprendente resolución judicial del 16 de febrero de este año, el juez Peralta decidió que el pequeño quede bajo la guarda de su padre.
«Resulta muy importante que siga en esta localidad puesto que es el lugar de arraigo, de referencia. Si bien no contará con la presencia efectiva de la madre, entiendo que en esta circunstancia es lo mejor», afirmó en su sentencia. En el escrito argumenta que «el propio niño destaca que le gustaría vivir con su madre y su hermano, pero también dice que «en Río Gallegos hace frío y no tiene amigos».
Aclara que «preocupa al Tribunal el lazo maternal que debe seguir frecuentando» y evalúa que «si bien la distancia es una barrera física muy importante exhorto a la mamá que no deje de tener contacto con el menor».
El propio juez reconoce que «el traslado del menor desde Río Gallegos se hizo sin autorización de la madre» y que los hijos de la pareja «han presenciado violencia física y psicológica».
Añade que la docente de Uriel «destaca el vínculo con la madre y la manera en que Uriel le manifestaba cariño»
«No existe ningún elemento objetivo demostrado que descalifique a la madre para ejercer la tenencia», aseveró.

«Sentido común»

María de los Angeles siente que fue «manoseada por la Justicia» y que «no prevaleció el sentido común».
«El juez no leyó el expediente. Él no dice que soy una mala madre. Simplemente no me da la tenencia porque vivo en Río Gallegos. Tengo derecho a elegir el lugar donde vivir», sostuvo.
La mujer consideró que «el peso de no poder pagar un abogado me jugó en contra».
«Nadie defendió mis derechos de mamá ni los de mi hijo. El nene no está asistido psicológicamente porque el padre no lo lleva y repitió en la escuela. Está desaliñado y anda en la calle hasta altas horas de la noche. Lo cuida el hermano mayor porque el papá no está», destacó.
En el informe del primer trimestre de las docentes de General Deheza se precisa que Uriel «se integró rápidamente al grupo pero en ocasiones se muestra algo agresivo con sus compañeros. Le cuesta quedarse quieto y necesita apoyo constante del docente». Luego, al concluir el año, subrayan que el niño «ha bajado su rendimiento en esta etapa. Dejó tareas incompletas y se esforzó menos»
La madre de la criatura sostiene que «por querer estar tranquila y tratar de sobrevivir tengo que sufrir todo esto».
«En esas peleas en mi casa, mi hijo y yo podríamos haber muerto. Nadie entiende lo que vivimos. Me siento manoseada y usada», subrayó.

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