El Area de la Mujer y la Defensoría analizan la situación de la madre que denunció maltratos y ahora busca recuperar a su hijo

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Se comunicaron con la madre de Uriel y mañana se reunirán con ella. Melina Cretton, funcionaria municipal, dijo que «el juez no tuvo en cuenta la violencia familiar contra la denunciante y no se respetaron los derechos de la mujer». Por su parte, el abogado de Toledo aseguró que María de los Angeles, «se fue sin motivo de su casa» pese a que la mujer denunció que era agredida «física y psicológicamente».

El Area de la Mujer de la Municipalidad y la Defensoría del Niño analizan la situación de María de los Angeles Ontivero, quien denunció maltratos y ahora busca recuperar a su hijo Uriel, de 7 años.
Los funcionarios se comunicaron con la madre y mañana se reunirán con ella para avanzar en una apelación judicial del juez José Peralta quien decidió otorgar del niño la tenencia al padre.
Melina Cretton, funcionaria municipal, dijo que «el juez no tuvo en cuenta la violencia familiar contra la denunciante y no se respetaron los derechos de la mujer». 
Por su parte, el abogado de Juan Toledo, padre del niño, aseguró que el menor volvió a General Deheza con autorización de la madre pero esto es desmentido por el propio juez.
Para el doctor Félix Nieto «el niño está mejor atendido en el lugar donde están sus familiares y amigos». Consideró que María de los Angeles, «se fue sin motivo de su casa» pese a que la mujer denunció que era agredida «física y psicológicamente».
«El marido viajó a Río Gallegos haciendo un esfuerzo para perdonarla porque ella tiene allá un amante», denuncio Nieto.

La denuncia

María de los Angeles Ontivero padeció durante 8 años un infierno de palizas y amenazas psicológicas en su hogar de General Deheza. Decidió terminar con la tormentosa relación que la unía con su esposo, el padre de sus dos hijos, y tras separarse viajó a Río Gallegos con Uriel, de solo 7 años, para iniciar junto a su madre una nueva vida.
Todo había comenzado bien. Consiguió trabajo, empezó a estudiar y Uriel se incorporó a la escuela, acompañado por una asistencia psicológica para superar el trauma de una niñez violenta.
«Me fui a Río Gallegos, donde vive mi madre, tras 8 años de violencia familiar. Había causas con sentencia firme por lesiones y mis hijos vivían toda esa violencia. En el sur comencé una vida normal», recordó.
Según relató María de los Angeles, en abril del año pasado el padre del pequeño y su hermano mayor fueron a visitarlo a la ciudad sureña con el aval de su madre. El progenitor regresó a General Deheza pero el hermano de Uriel se quedó en Río Gallegos y luego partió en avión hacia nuestra provincia con la criatura.
La madre hizo una denuncia en la policía de la capital santacruceña y se inició una infructuosa búsqueda por tierra. Al comprobar que Uriel ya estaba en General Deheza la mujer inició un largo peregrinar judicial para recuperarlo.
Sin recursos económicos apeló a la ayuda del asesor letrado Juan José Bossio e inició una demanda en el Juzgado Civil del juez José Peralta.
En una sorprendente resolución judicial del 16 de febrero de este año, el juez Peralta decidió que el pequeño quede bajo la guarda de su padre.
«Resulta muy importante que siga en esta localidad puesto que es el lugar de arraigo, de referencia. Si bien no contará con la presencia efectiva de la madre, entiendo que en esta circunstancia es lo mejor», afirmó en su sentencia. En el escrito argumenta que «el propio niño destaca que le gustaría vivir con su madre y su hermano, pero también dice que «en Río Gallegos hace frío y no tiene amigos».
Aclara que «preocupa al Tribunal el lazo maternal que debe seguir frecuentando» y evalúa que «si bien la distancia es una barrera física muy importante exhorto a la mamá que no deje de tener contacto con el menor».
El propio juez reconoce que «el traslado del menor desde Río Gallegos se hizo sin autorización de la madre» y que los hijos de la pareja «han presenciado violencia física y psicológica».
Añade que la docente de Uriel «destaca el vínculo con la madre y la manera en que Uriel le manifestaba cariño»
«No existe ningún elemento objetivo demostrado que descalifique a la madre para ejercer la tenencia», aseveró.

«Sentido común»

María de los Angeles siente que fue «manoseada por la Justicia» y que «no prevaleció el sentido común».
«El juez no leyó el expediente. Él no dice que soy una mala madre. Simplemente no me da la tenencia porque vivo en Río Gallegos. Tengo derecho a elegir el lugar donde vivir», sostuvo.
La mujer consideró que «el peso de no poder pagar un abogado me jugó en contra».
«Nadie defendió mis derechos de mamá ni los de mi hijo. El nene no está asistido psicológicamente porque el padre no lo lleva y repitió en la escuela. Está desaliñado y anda en la calle hasta altas horas de la noche. Lo cuida el hermano mayor porque el papá no está», destacó.
En el informe del primer trimestre de las docentes de General Deheza se precisa que Uriel «se integró rápidamente al grupo pero en ocasiones se muestra algo agresivo con sus compañeros. Le cuesta quedarse quieto y necesita apoyo constante del docente». Luego, al concluir el año, subrayan que el niño «ha bajado su rendimiento en esta etapa. Dejó tareas incompletas y se esforzó menos»
La madre de la criatura sostiene que «por querer estar tranquila y tratar de sobrevivir tengo que sufrir todo esto».
«En esas peleas en mi casa, mi hijo y yo podríamos haber muerto. Nadie entiende lo que vivimos. Me siento manoseada y usada», subrayó.

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