La violenta historia que derivó en parricidio y concluiría en la absolución del menor acusado

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A los 8 años estuvo internado por una paliza y vivió el terror de las golpizas diarias a su madre y sus hermanos. La madrugada del pasado 20 de noviembre,  su padre lo desafió y volvió a golpearlo. El joven -tenía 17 años- tomó un cuchillo de cocina y lo apuñaló. Para el fiscal actuó con legítima defensa. El tratamiento tutelar en la Granja Siquem fue considerado exitoso.

Cómo ocurrieron los hechos.

Foto: Interior del Palacio de Tribunales.

Por Pablo Callejón (pjcallejon@yahoo.com.ar) – Ariel Tobares (40) volvía de un baile del grupo cuartetero La Barra en los festejos por el día del pueblo, en General Deheza. Estaba alcoholizado, como tantas otras madrugadas, pero no parecía perdido en sus actos. Alrededor de las 6:30 de la mañana del 20 de noviembre del año pasado ingresó a la vivienda de calle Uruguay al 1.111 y un aura de violencia le desfiguró el rostro.
La menor de sus hijos, de 15 años, estaba con su novio quien fue tomado de los pelos por Tobares tras increparlo con insultos y empujones. Luego, comenzó a gritar y el mayor de los hermanos, de 17 años, le pidió que se fuera.
«Acá mando yo, en esta caso mando yo. ¿Querés pelear pendejo?» le dijo a su hijo y se sacó la campera y un buzo que llevaba puesto. El menor no reaccionó y su padre le propinó dos puñetazos en el estómago que no lograron derribarlo. El joven tomó un cuchillo de cocina que estaba sobre la mesa y le aplicó un corte en el brazo, otro en la parte posterior del cuello y un impacto certero sobre el estómago. Su decisión no fue premeditada.
El hombre quedó desangrándose sobre una esquina de la cocina, mientras su hijo, inmerso en un estado de emoción violenta, buscaba un hacha para concluir la disputa. Fue la madre, quien lo desarmó y evitó un nuevo ataque.
El padre se desangró agonizante y moriría poco después en el Hospital de Río Cuarto, a donde fue derivado por personal policial.

Legítima defensa

El caso pareció cerrado desde un principio. Nadie ocultó lo sucedido aunque el episodio comenzara a revelar antecedentes de brutales golpizas y el dictamen del temor que los angustió durante años.
El hijo de Tobares había sido internado a los 8 años debido a una feroz paliza de la que no pudo recuperarse sin la asistencia médica. Las noches de alcohol y las mañanas que amanecieron fuera del hogar para escapar de los ataques de su padre fueron relatadas minucisamente durante el proceso judicial que se desarrolla en el Juzgado de Menores. El jueves se conocerá el veredicto, pero el fiscal Javier Di Santo ya anticipó su pedido de absolución por legítima defensa.
El joven que mató su padre ya tiene la mayoría de edad. Se encuentra alojado en la Granja Siquem donde retomó sus estudios y tiene una conducta ejemplar. Sin antecedentes penales y con un exitoso tratamiento tutelar, la vida del acusado seguiría sin el peso de la cárcel como amenaza. 

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