Caso Ale Flores – A 4 meses del hallazgo de los restos óseos consideran que estaría probado cómo murió el niño

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Los abogados que asesoran a los padres creen que los indicios ratifican la principal hipótesis del accidente protagonizado por un móvil del Comando Radioeléctrico. Sin embargo, no hay pruebas contundentes sobre los dos principales sospechosos.  El informe forense le dio aval científico a la presunción de que la muerte se produjo por una colisión vehicular aunque no hubo avances en la búsqueda de datos que confirmen el traslado del cuerpo hasta su destino final. En el análisis se detalla que los huesos habrían estado en el lugar donde se hallaron al menos «15 años». El aporte sería clave para determinar cuando concluyó la operación delictiva de ocultación de los restos y definiría la suerte de la prescripción en la causa. Hasta fin de año continuarán las testimoniales con testigos y ex efectivos.

Piden que se realicen pericias criminológicas para determinar si el cuerpo fue alojado en la alcantarilla poco después de la muerte.

Por Pablo Callejón (pjcallejon@yahoo.com.ar) – Se cumplieron 4 meses del hallazgo de los restos óseos de Alejandro Flores, al final de una alcantarilla en desuso ubicada en un terreno lindero a la quinta de AATRAC y a unos 500 metros al norte del colegio San Ignacio, y persisten las dudas que podrían definir la suerte de la investigación.
Más de 120 días pudieron resultar suficientes para que los abogados que asesoran a Víctor y Rosa, los padres de Ale, consideren que estaría probado cómo murió el niño la tormentosa tarde del 16 de marzo de 1991 cuándo desapareció de la esquina de calle Carlos Rodríguez. Sin embargo, no hay elementos contundentes que definan la suerte de los dos principales sospechosos, hasta ahora nunca imputados, Gustavo Funes y Mario Gaumet.
«Hay muchos datos para probar el encubrimiento policial pero ninguno que defina, sin temor a dudas, quienes se conducían en el auto que atropelló al niño. Se adulteraron registros policiales, desapareció el vehículo y hubo intencionadas contradicciones de quienes estaban en el Comando. La maniobra para ocultar lo sucedido se evidencia en el expediente», sostuvo un hombre cercano a la pesquisa.
El círculo próximo a quienes habrían sido autores del homicidio nunca se rompió. El tiempo le otorgó hermetismo a la coartada que parece infranqueable. 

La hipótesis

Los testimonios de ex policías y, fundamentalmente, de terceros que en algún momento de los 17 años de búsqueda tomaron contacto con una versión directa de cómo ocurrió el hecho, permiten cerrar -aunque todavía no definitivamente- la principal versión.
A Ale lo habría atropellado un móvil policial Renault 12 del Comando Radioeléctrico – sería el Halcón 5- aproximadamente a las 17 horas. Se habrían conducido en el rodado dos efectivos de la fuerza policial (Gaumet y Funes). La colisión habría sido observada por la enfermera Norma Nieto quien subió al vehículo en la parte trasera y, según describió, tuvo el cuerpo moribundo de Ale sobre su falda.
El móvil se habría trasladado por el sector de calle Mugnaini hasta la cancha de Atenas y desde allí a un domicilio ubicado en Dean Funes, donde Nieto habría abandonado el móvil tras ser amenazada para evitar una filtración de lo que observó y protagonizó.
Ale, según surge del informe científico, forense habría muerto poco después del choque debido a las lesiones provocadas por un severo traumatismo toráxico. Las especulaciones sobre los lugares en los que habría estado el cuerpo antes de ser alojado en el sitio donde se hallaron los huesos y el tiempo en el que concluyó la operación de ocultación no han podido constatarse con pruebas contundentes.

Las pericias

El abogado de Rosa Arias, Enrique Zabala, solicitó al fiscal que se realicen pericias criminológicas en el suelo y la construcción de la alcantarilla donde se hallaron los restos de Ale. El objetivo es precisar si quedan restos de fauna cadavérica o líquidos emanados por el cadáver en descomposición, lo que ratificaría que la criatura fue alojada en el lugar inmediatamente después de su deceso. En el análisis del equipo forense judicial que analizó los huesos, integrado por un odontólogo, 2 radiológos y 2 forenses, se precisó que los huesos habrían estado en el lugar donde se hallaron al menos «15 años».
Los especialistas aseguraron que Ale falleció por un «shock hipovolémico de carácter irreversible por las hemorragias que generó en los órganos el impacto». Se trata de un estado clínico en el cual la cantidad de sangre que llega a las células es insuficiente o inadecuada para que puedan realizar su función normal.
Las dudas no han sido totalmente despejadas por el dictamen médico. Los geólogos no pudieron hallar el mediodía del 2 de julio, y durante la segunda excavación, todos los huesos del niño y esto profundiza la sospecha sobre un posible traslado del cadáver.  Además, se habría encontrado el fémur al lado del cráneo y para el entorno de la familia de Ale se podría suponer que tampoco el esqueleto estaba articulado como se creyó inicialmente. «Lo que tiraron fueron los huesos y no un cuerpo recien fallecido», especulan.
La prescripción sería inevitable si Ale fue alojado en forma definitiva poco después del presunto accidente fatal. Los abogados necesitan demostrar que el cadáver fue trasladado por distintos sectores hasta que lo colocaron, sin taparlo ni enterrarlo, en la alcantarilla. Hasta ahora, no hay ningún aporte probatorio de peso que permita avanzar en esa dirección.

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