A dos años del crimen de Nora Dalmasso – El pasado que encadena

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La llegada del informe sobre el cotejo de muestras del Centro de Ciencia Forense de la Universidad Central de Florida podría ser clave aunque no definitivo. ¿Lo hubiera sido en cualquier otra investigación? Las acusaciones a la Justicia por clasista, el dictamen irreversible del tiempo en la búsqueda del asesino y el olvido hacia el influyente rol del poder político.

Paticipe del Foro: Crimen de Nora Dalmasso – A dos años ¿Por qué cree que aún no se conoce el nombre del asesino?

«El futuro nos tortura y el pasado nos encadena. He ahí por qué se nos escapa el presente»

Gustave Flaubert (1821-1880), escritor francés.

Por Pablo Callejón (pjcallejon@yahoo.com.ar) La investigación por el crimen de Nora Dalmasso cumple dos años de impunidad. No es el único homicidio sin culpables en la historia reciente de la Justicia local pero se ha convertido en un caso que desborda al tiempo de prescripción que otorga el interés colectivo.
Este año, en un hecho inédito, el carpintero Alberto «Tito» Rossi volvió a ser juzgado por el crimen de su ex pareja, la docente Elba Soppa, ocurrido en 1994. La mujer fue golpeada, estrangulada y finalmente asfixiada con una bolsa de nylon. En el juicio se conoció que se plantaron pruebas en contra del imputado y se resolvió declararlo inocente por segunda vez. Ya nadie investiga la muerte.
Otros asesinatos siguen irresueltos, como el del empresario Zimmerman, y algunos podrían ir a juicio después de años de infortunios judiciales, como el de los esposos Cardarelli.
Los padres de Alejandro Flores recuperaron por una ofrenda del azar los restos óseos de su hijo desaparecido hace 17 años. A la criatura de 5 años la mataron y escondieron su cuerpo al final de una alcantarilla. Los principales sospechosos son policías a los que la fuerza los premió con ascensos y  un rápido traslado de la ciudad. El caso parece diluirse en el mandato cruel de un archivo que será favorecido por las leyes y el encubrimiento. Los años perdidos solo fueron burlados por el albur de un quintero que se topó con parte del cráneo del niño. El previsible final puede ser solo una cuestión de tiempo.

El fiscal Javier Di Santo admitió en declaraciones a Telediario la vigencia de un añejo concepto del «a,b,c» judicial: el tiempo conspira con la resolución de los crímenes. El dictamen es de carácter irreversible en una pesquisa que dilapidó días y meses en crear dislates de tinte cinematográfico alrededor de una causa que se alejaba no solo del asesino sino de la víctima. El poder político adjudicó casi en exclusividad a Di Santo las fallas de la pesquisa pese a que la primera etapa estuvo asistida, coordinada y vigilada desde el entorno más próximo a la Gobernación y la Fiscalía General.
Nunca antes hubo equipos especiales de investigación para un solo caso. Nunca antes se dispuso de 3 fiscales. Nunca antes hubo tantos efectivos policiales abocados durante tanto tiempo a un mismo caso. Nunca antes se realizaron tantas pericias genéticas ni se pidió colaboración tecnológica foránea para complejos análisis comunicacionales. Nunca antes se decidió sustituir el otrora incuestionable Ceprocor por la magnificencia del FBI. La decisión fue esencialmente política.

También reconoció el investigador del asesinato de Nora que «quien tiene mayores medios puede acceder a mejores peritajes ó mejores abogados que indudablemente van a contribuir en la investigación asistiendo a sus defendidos» y añadió: «Me parece bien y es lo que la ley acuerda». Di Santo se resiste a definir a la Justicia como clasista aunque admite que el sistema lo es. ¿Puede la Justicia ser independiente de las condiciones que la rigen? Lo que es legal para todos, es accesible para quienes cuentan con recursos.
«Las cárceles están pobladas, desgraciadamente, de hombres jóvenes y pobres, eso es una verdad», admitió el vocal de la  Cámara Primera del Crimen, Jorge Piovano.

En la causa por el crimen de Nora hay dos imputados, de orígenes diferentes y con fijaciones del hecho totalmente distintas. En el entorno de la pesquisa admiten que a Zárate lo inculpó su incontinencia verbal y su propensión a fabular -su testimonial está plagada de contradicciones y versiones irrefutables- y el robo del celular. Aunque nadie cree que pudo haber sido el asesino, están convencidos de que fue quien le sustrajo el teléfono a la mujer. Sin pistas firmes que los acercaran al homicida, desde la fiscalía consideraron que era prueba suficiente para una imputación. La decisión significó el quiebre definitivo en la credibilidad sobre el accionar judicial. Zárate fue liberado, la acusación nunca pudo avanzar y la sensación de que lo involucraron por ser «el perejil» de origen humilde se instaló de forma irrevocable.

Tras el hallazgo de un cromosoma Y de la línea Macarrón en la escena del crimen, Facundo fue solo acusado en grado de sospecha leve y la razón por la que Di Santo lo eligió está ligada a una ventana temporal que el hijo de Nora no pudo sostener en su relato. Luego, el FBI logró hallar ADN completos en muestras recogidas de la vulva de la mujer, en la bata y en el cinto de toalla que utilizó el homicida para ahorcarla y ahora se espera conocer a quien pertenecen. Para el fiscal se trata de una prueba «científica y objetiva» que decidirá la suerte de una posible elevación a juicio de la causa.
Aclara Di Santo que el resultado deberá ser analizado en el contexto de lo que se desprende del expediente y es esta la principal debilidad. Si los ADN pertenecen a Marcelo Macarrón, hay casi 20 testigos que aseguran haber estado con él en Punta del Este cuando logró su primer y único torneo de Golf y no llegó aún ninguna documentación desde Uruguay que ratifique lo contrario. Si el patrón genético coincide con el de Félix Macarrón, el fiscal deberá todavía confrontar los dichos de la esposa y la hija del hombre, quienes afirmaron que aquella tormentosa noche durmió en la misma vivienda que ellas. Fue uno de los primeros en ir a al chalé de la Villa Golf cuando se descubrió el homicidio y uno de los 25 potenciales contaminadores del lugar. Nadie hasta ahora hizo caer la versión.
La opción que confirmaría la presunción del fiscal sería la de Facundo. ¿Cómo podría explicar que no estuvo en el lugar del hecho si sus huellas genéticas aparecen en el cuerpo de su madre y sobre el cinto que la ahorcó? No hubo avances en otros aportes que confirmen la acusación y hay una dependencia, casi exclusiva, de lo que resulte del estudio en los Estados Unidos.

El doctor Diego Estévez, abogado de los padres de Nora y el hombre que juzgó como un accidente de las explosiones en la Fábrica Militar de Río Tercero en las que murieron 7 personas, considera que el asesino de la mujer es un psicópata sexual y advierte que Di Santo no investigó esa posibilidad. Su presunción podría radicar en la necesidad de desviar la pesquisa del entorno de la víctima ó en una sospecha fiable en la que, al menos hasta ahora, no hubo aportes. «Sería el primer psicópata sexual que ataca una sola vez en dos años», ironizan en Tribunales.

La llegada del informe sobre el cotejo de muestras del Centro de Ciencia Forense de la Universidad Central de Florida podría ser clave aunque no definitivo. ¿Lo hubiera sido en cualquier otra investigación?
A la causa por el crimen de Nora se les esfuma irremediablemente el presente. La tortura de un futuro de impunidad e inequidad clasista está encadenada a un pasado que ya dictó condena, aunque el asesino siga libre.

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