Cuando leemos la prensa «amarilla» sobre el aumento descomunal del tráfico y consumo de droga, nos damos cuenta de que el Estado no quiere detener el negocio que hacen pocos. Solo nos ponemos a analizar como funciona el mercado de compra venta.
Cuando un producto sale al mercado y es casi exclusivo, el comerciante le pone el precio. La gente lo prueba y si gusta, se vende y se promueve la venta. Cuanto más mejor. Al poco tiempo nacen cientos de competidores, algunos plagiando el producto o «inventando» algo similar. Entonces es el momento de que quien ha copado originalmente el mercado, baje los precios o queda fuera de competencia. Entonces todos los que venden ese producto se «cartelizan» y fijan un piso de precio de venta. Si apareciera un competidor que «rompe» el mercado poniendo el precio a niveles muy por debajo del de mercado, se termina el «negocio» y nadie lo comercializa.
Si se quisiera terminar con la droga, tal vez, el gobierno debería comprarla en las zonas de producción, entregarla a las farmacias y que los doctores, que son los encargados de «recuperar» a los drogadictos, recetarían las drogas que se venderían a precios irrisorios. Al terminarse el negocio, a nadie le interesaría promoverla y fomentarla. Así funciono » La Ley Seca » de esto hace muchos años. A lo cowboy no se arreglan las cosas de dinero. Cortando la cadena, por lo menos se evita la propagación. El medico los iría recuperando de a poco.
¿Fácil? Y… sí, pero se terminaría el negocio para muchos, habría más miseria y no se podría intervenir en otros países. ¡Que todo siga igual! Las consecuencias no la veremos nosotros.
Atentamente
Juan R Bell
92061605
Rio Cuarto