Cada cual atiende su juego

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La Audiencia Pública por las Slots, y el debate generado a partir de ella en la “Casa de los Ciudadanos” (porque es nuestra y no de los Concejales), nos deja al menos la esperanza de un cambio favorable en el manejo de las políticas de Estado en nuestra Ciudad. Se ha instaurado una discusión en la sociedad, se han manifestado todos los actores que intervienen en el problema, y se ha puesto en evidencia una grave dificultad de la cual muchos veníamos hablando sin ser escuchados.

Algunos sostienen que las utopías son necesarias ya que si no existieran, nos limitaríamos tan solo a lo individual o lo grupal, pero nunca a la totalidad y el común de las personas. Sin dudas que esta iniciativa del Ejecutivo Municipal tiene algo de utópico. Sin embargo, en el modesto criterio de este ciudadano común, ajeno a cuestiones políticas y empresariales, pero conocedor de las problemáticas referidas al juego, a la propuesta del Intendente tampoco le faltan algunos errores conceptuales.
Desde su llegada a Río Cuarto, las Slots han sido demonizadas y se las señala como únicas culpables de una problemática que va mucho más allá de una maquinita, una sala fastuosa y de un mal hábito que ya existía. Desde los años ’50, el juego se instauró de manera significativa a nivel mundial. Las hoy denominadas “economías emergentes” son caldo de cultivo para el desarrollo de las empresas que lo explotan, y que en países como el nuestro, tienen un plus de ganancia a través de una legislación deficiente y políticos complacientes que todo lo permiten.
Si la iniciativa propende al bien común, y se reconoce que uno de los estigmas es el juego, sacar las slots es apenas un paliativo. Quien conozca un poco sobre ludopatía sabrá que para ser ludópata no solo se necesita poner fichas en una máquina. También lo es aquel que compulsivamente asiste a salas de juego clandestinas, agencias de quiniela, casinos, video juegos, hipódromos, bingos, etc., etc., etc.
Creo que estamos equivocando el camino y perdiendo el tiempo en algunos debates. La potestad de la Provincia sobre el juego (o sus espurios acuerdos previos, como a Ud. más le guste) no merecen mayores objeciones. Aunque resulta necesaria e indiscutible una mayor intervención municipal en materia de controles y obviamente, un ajuste considerable en materia de recaudación.
Cerrar el casino, trasladarlo a otro lugar, nada tienen que ver con el tratamiento integral de la problemática planteada. Si la idea es mejorar nuestra calidad de vida, debemos enfocarnos en otras cuestiones. Algunas de ellas, serían las siguientes: A) Limitar horarios, y también el ingreso a las salas (cobrar entrada, por ejemplo).  B) Prevención. Informar a los asistentes no solo sobre las posibles consecuencias nefastas a las que se expone, sino también sobre el funcionamiento de las máquinas y las probabilidades ciertas y concretas de ganar algún premio. No nos engañemos. Por ley, esas maquinitas están autorizadas a quedarse con entre el 85 y el 92 % de sus ganancias. C) Realizar campañas veraces y contundentes en la cual se alerten sobre todas las modalidades de juego. D) Gravar impositivamente al juego, de manera extraordinaria, y desde el ámbito local, de manera que todos pongan (jugador y empresa). Al fin, sea por entretenimiento o por adicción, el juego termina siendo el enemigo a combatir (como lo son la droga, el alcohol, o el cigarrillo) y su consumidor merece ser penalizado… el que quiere celeste, que le cueste. Nadie le pone un revolver en la cabeza al ciudadano que elige jugar. E) Establecer mecanismos de seguimiento, control, estadísticas, que registren la evolución del negocio y su impacto sobre la economía local. Y hasta un registro de jugadores frecuentes con riesgo de adicción. El anonimato de quienes van a jugar es un cómplice necesario. Y más aun en ciudades como la nuestra. F) Crear un ámbito de participación que involucre a profesionales de la salud.
Y claro está, aunque algún funcionario esgrima justificaciones absurdas y teñidas de resentimiento político, se deben crear de manera urgente los mecanismos necesarios para atender a las personas enfermas por este vicio. Tengan por seguro que así se lleven las slots a Nigeria, los ludópatas seguirán entre nosotros. 
La intención (y práctica habitual a imitar) del Sr. Juan Jure es la permanente búsqueda de consenso a la hora de implementar acciones. Y esto lo digo desde una postura ideológica opuesta a la que él profesa. Esperemos que la evidente y feroz interna que sostienen los ediles oficialistas, y que por estos días, parecen haber contagiado a los opositores, no terminen ensuciando y fastidiando una iniciativa que, aun incompleta, es plausible y digna de ser tenida en cuenta. Uno anhela que los avatares habituales de la política no acaben con las ilusiones de una ciudad mejor por la cual continuamos esperando.
“Toda persona tiene el derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental” […] Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Políticos de la ONU, ratificado por Argentina – Ley 23.313, cuerpo de jerarquía constitucional aun por sobre las demás leyes nacionales (Artículos 31, 75 incs 22 y accs. de la CN).

Aldo A. Pedano
DNI 16.084.606      

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