Los hechos políticos entran al aula

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Los últimos acontecimientos políticos, desde el punto de vista educativo, deben llevarse al aula  para ser analizados, reflexionados y debatidos ¿Por que decimos esto?, porque se presenta en nuestra memoria como una imagen fotográfica, la figura de un ex – presidente “con mando” (todos los ministros y sus secretarios alrededor) en una plaza vacía de contenidos y,  por el otro, el verdadero y legítimo poder, la Presidenta, en el lugar adecuado, la Casa Rosada u Olivos, pero en extrema soledad .Esto no es casual, es causal, como todos los eventos que nos atraviesan y encarnan con pasión nuestra subjetividad colectiva.

Ya en el aula y analizando el proceso, surge como distorsión primaria, el aislamiento paulatino y progresivo del poder de turno (por su actitud autista) con intereses no muy claros, mientras que por el otro lado, una actitud gregaria y consensuada con objetivos e intereses templados que amplían el espectro de consenso. A nuestros jóvenes le es necesario y pertinente analizar y describir los dos modelos antagónicos que mostró la sociedad: uno, aparentemente límpido en convicciones, paciencia, tolerancia y sentido de equipo, y el otro, socialmente alejado y con tendencia al “unicato”, además de una irrefrenable vocación de estar activamente sordo al reclamo social.
Nos paramos desde lo educativo, y desde allí decimos: la realidad es la escuela y la escuela es la realidad, por eso es importante debatir estos postulados en el aula y aprender de los disensos que surjan entre los mismos alumnos, en una verdadera actitud legislativa. Esto ayuda a tener un sentido crítico y formar personalidades que sepan resolver democráticamente y ante la diversidad de ideas, los numerosos conflictos que les tocarán afrontar a lo largo de sus vidas. Estos hechos históricos no pueden quedar fuera del diálogo de nuestras instituciones educativas, sobre todo en los jóvenes que están por tomar vitales decisiones de las cuales va emerger su futuro laboral y /o estudiantil.
La realidad enseña, la realidad modela y la escuela debe ser la mediadora, la interpretativa de conceptos que deben quedar despejados para evitar confusiones a posteriori. Hoy nos encontramos frente a un acontecimiento sociopolítico que no debe ser desaprovechado; los debates y diálogos del Senado han dejado marcada una impronta definitiva en la mente de nuestros alumnos, a pesar de las múltiples contradicciones y complejidades que surgieron de las reflexiones expuestas.
Es así como se construye una escuela crítica, una escuela interpretativa basada en conocimientos precisos y convicciones de la realidad, despojada de subjetividades o interés ajeno. Aquí se cumple lo de la misión-visión que debe tener la escuela, dejando abierta la posibilidad de enriquecer los debates en consonancia con lo que va ocurriendo en el derrotero sociocultural del país.
Otro tema a debatir, es el concepto de autoridad-poder que tanta huella dejó en estos hechos históricos: por un lado autoridad,  basada en convicciones y conocimientos y con tendencias democráticas; y por el otro un aparente poder bañado de autoritarismo subterráneo, que también a veces se refleja en las convivencias escolares.
Esto nos recuerda una ilustración de la progresión de estas desviaciones del poder que, sino se las afronta adecuadamente van en aumento, por lo cual sus protagonistas muchas veces culminan su trayectoria en el aislamiento y pérdida de imagen positiva. Y por el otro, la revalorización del poder a través de la aplicación valiente (por sus funciones de vicepresidente) de una convicción bien arraigada que aumentó considerablemente su imagen de tranquilidad y reflexión.
El análisis y reflexión nos llevará inexorablemente a considerar la necesidad de un giro de ciento ochenta grados de un modelo conceptual hacia otro paradigma, donde prime la dignidad, la lucidez y la sensatez, dejando de lado el concepto de “pueblo- rebaño” estúpido (que la historia demuestra que quedan pocos), y que todos sabemos provoca ese clientelismo que sigue las órdenes del poder político y que son usados para promover aplausos, pero no reformas auténticas.
Lo que llama la atención es el incremento de la tolerancia social y la obsecuencia de algunos ante estos administradores de turno. Estos son ejemplos para mí, de las conspiraciones del silencio de la sociedad actual; porque numerosos acontecimientos mencionados anteriormente que por el carácter dinámico de sus metodologías no se podrían haber efectuado sin connivencias encubiertas e hipócritas.
Son los temas que estamos bregando para sensibilizar y concienciar constantemente a la ciudadanía en numerosas jornadas, conferencias, cursos y comentarios en los medios de difusión para lograr la integración conceptual de la misma. Creemos que es lo que pretende la sociedad como recurso válido bloqueador ante tales aberraciones.
”Evidentemente hubo una actitud miope y de silencio del orden social en su conjunto frente a la seriedad de estas cuestiones, pero que de pronto se rebela (con el vicepresidente a la cabeza) ante el cínico axioma que aconseja que la mejor forma de resolver un problema es manipularlo negando su trascendencia sociocultural”.

LIC ELENA FARAH

 

 

 

 

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